La República Dominicana acusa niveles importantes desarrollo.
Nos somos la sociedad de 50 años atrás, con economía basada en productos de exportación como azúcar, cacao, y café de población mayoritariamente rural y baja escolaridad.
Por eso cuando un gobierno se embarca en ejecutar un proyecto como la construcción del Metro de Santo Domingo, que de solo pensarlo, nos parece imposible, debe tener el apoyo de la población.
Estamos conscientes del caos en el transporte urbano, especialmente en la capital.
Todos deseamos no seguir siendo transportados de a nuestras actividades habituales, como ganado y maltratados en el desordenado y destartalado sistema de transporte o concho.
Queremos una mejor calidad de vida y que nuestra fuerza laboral pueda acceder en forma decente a un sistema de transporte de calidad y con rentabilidad.
Educación, salud, empleos y seguridad, son cuatro prioridades básicas impostergables, pero si miramos fríamente están ligadas al buen funcionamiento del transporte.
Ocupamos la séptima economía de la región con un presupuesto de 630 mil 934 millones de pesos.
De una economía agrícola nos convertimos en una de servicios, donde turismo, zonas francas, finanza, telecomunicaciones y exportaciones agroindustriales, son la fuerte de nuestros ingresos.
Y las obras de infraestructuras en los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y Danilo Medina han cambiado el perfil urbano de nuestras ciudades y han llevado el progreso a los lugares más distantes de la geografía nacional.
Es encomiable lo que hemos logrado en salud y educación en los último años, pero también debemos de reconocer en ese orden, la labor ciclópea del ingeniero Diandino Peña al frente de la construcción del Metro de Santo Domingo. Este profesional de la ingeniería con más 40 años de ejercicio, se ha embarcado con éxito en este enorme y complejo proyecto.
Afable, de trato amable y buen componedor, el ingeniero Diandino Peña debe recibir el apoyo de éste y todos los gobiernos.
Por encima de de las intrigas políticas y los recelos profesionales, la Nación se siente orgullosa del trabajo del ingeniero Diandino Peña, porque el Metro de Santo Domingo es el antes y el después del definitivo arranque del desarrollo nacional.
Y el metro es del pueblo Dominicano
