Por: Jesús M. Guerrero
La semana pasada fue de conocimiento público, que la sentencia privativa de libertad por 14 años contra Leopoldo López fue ratificada. Cosa que Maduro parece no entender que martirizando a López lo puede estar colocando muy cerca de la casa de gobierno.
Los precedentes son varios y han sido hombres que de la cárcel han llegado a la presidencia; presos por actividades subversivas contra los gobiernos de sus respectivos países. Desde el excelso Nelson Mandela, quien estuvo preso durante 27 años y al obtener su libertad, impuso la unión antes que el odio.
Luego podemos ver el caso del enigmático José “Pepe” Mujica; en su evolución de guerrillero a político transcurrió al menos 15 años en prisión. Fue preso en 4 ocasiones; Mujica fue beneficiado por una amnistía en 1985 y de ahí dio sus pininos en el quehacer político formal, primero siendo diputado, luego ministro de estado y el 25 de octubre del 2009 escalo los resortes del poder en Uruguay y todos sabemos lo que ha significado para Latinoamérica.
No podemos dejar de mencionar al comandante Fidel Castro Ruz, quien fue detenido y apresado por su participación en el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Condenado a 15 años, pero solo cumplió 2 años; fue beneficiado por un indulto general en mayo de 1955.
Durante su juicio, pronunció su eterno alegato de defensa, cito: “Condenadme, no importa, la historia me absolverá.”
Irónicamente, hoy Nicolás Maduro sucesor de Hugo Chávez priva de su libertad a Leopoldo López, convirtiéndolo en su principal opositor. Parece ser que olvido que Carlos Andrés Pérez cometió el mismo error con Chávez.
Al Carlos Andrés Pérez permitir a Chávez pronunciar unas palabras antes de entregarse a las autoridades, las cuales cito: “Primero que nada, quiero dar los buenos días a todo el pueblo de Venezuela y, este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada de Valencia.
Compañeros, lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros acá en Caracas, no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre….”
Hugo Chávez consiguió su libertad el 27 de marzo de 1994, dos años después de haber fracasado en su intentona golpista. Y en el año 1998 gana la presidencia de Venezuela.
Ya los precedentes históricos demuestran que golpear a los opositores con la cárcel no es políticamente conveniente. Por el contrario, es crear una figura que puede desplazar al gobierno que encabeza quien propina los golpes; la confirmación de la sentencia de Leopoldo López no lo descarta para desalojar a Maduro de Miraflores.