Las infecciones recurrentes en la zona orofaríngea, que pasan muchas veces desapercibidas, pueden traer consecuencias irreversibles a la salud de niños y adultos.
SANTO DOMINGO, República Dominicana (Revista Vive Más).- La faringitis estreptocócica sin el tratamiento adecuado, debe ponernos en alerta. Su potencial daña las válvulas del corazón, debido a la fiebre reumática, es la causante de múltiples problemas posteriores y complicaciones que pueden llevar a la muerte.
Se presenta regularmente en pacientes con edades comprendidas entre 3 y 15 años, aunque no es exclusiva de estas edades, y es causada por una bacteria conocida como estreptococo, tal como expresa la doctora Janet Toribio, cardióloga infantil e intervencionista.
El 90% de las infecciones en la zona orofaríngea son por causas virales. Estas, provocan molestias que desaparecen luego de varios días, sin mayores consecuencias.
Sin embargo, un 10% de dichas infecciones son causadas por el estreptococo, que puede desencadenar la temida fiebre reumática, una enfermedad autolimitante, al dejar una toxina capaz de hacer que el organismo se afecte a sí mismo.
“Lo complicado de esto es que la fiebre que presenta el paciente ronda los 38 grados, se siente malestar general, dolores de cabeza y espalda, ganglios inflamados, inapetencia, y muchas veces los padres no llevan a sus hijos al médico porque los síntomas pasan pocos días después. Pero la toxina permanece provocando daños que afectan el corazón”, expresa la doctora Toribio.
Muchas personas portan la bacteria en sus bocas y gargantas, y las transmiten fácilmente a quienes están a su alrededor. En los países subdesarrollados, esto se complica por el hacinamiento, la sobrepoblación escolar y por el compartir utensilios. La recomendación es que los padres lleven a sus hijos al médico al presentar estos síntomas y que no los envíen a la escuela, hasta después de tres días de iniciar el tratamiento.
Precisamente, la doctora Toribio nos cuenta que el tratamiento para combatir el estreptococo es la penicilina y sus derivados. “Esto es efectivo, el médico evalúa la combinación de signos y procede al tratamiento. También tenemos disponibles pruebas rápidas y los llamados cultivos, que muchas veces resultan negativos. Lo importante es que ante la duda, se medique al paciente”.
Lo ideal es que si alguien de la familia es diagnosticado con esta bacteria, se trate a todos, incluso a la persona del servicio. “Y no olvidarnos de la prevención, se necesita una campaña de prevención de esta enfermedad que tantos problemas causa posteriormente, y mantener la higiene. No basta poner a los chicos a hacer gárgaras, la penicilina es la solución”.
