Una tercera réplica del terremoto del martes 19 de septiembre volvió a atemorizar al centro del país
CIUDAD DE MÉXICO |AFP|.- La mañana de este domingo, el país sintió la tercera gran réplica del terremoto de 7,1 grados del 19 de septiembre, que golpeó al centro del país y que provocó el derrumbe de decenas de edificios y la muerte de más de 300 personas.
Con una magnitud de 5,8 grados en la escala de Richter, la réplica que tuvo se epicentro 122 kilómetros al suroeste de Tonalá, en el estado de Chiapas, vino a desacomodar los esfuerzos de los miles de voluntarios que desde hace días hacen lo imposible por encontrar vida bajo los escombros de las construcciones destruidas y que ya fueron sacudidos por otra réplica de 6,1 grados, que tuvo lugar ayer.
Este segundo temblor dejó dos mujeres muertas en la capital por infarto mientras otra mujer y un hombre también fallecieron en Oaxaca, duramente sacudido por el sismo del 7 se septiembre de 8,2, el más intenso en México en un siglo y que dejó 96 muertos.
Hasta ahora, 307 personas fallecieron por el sismo del 19 de septiembre: 169 en Ciudad de México, 73 en el estado de Morelos, 45 en Puebla, 13 en Estado de México , 6 en Guerrero y uno en Oaxaca, según datos de Protección Civil federal.
Las imágenes en las calles son desoladoras: rescatistas voluntarios que abandonan las tareas vencidos por el agotamiento, ciudadanos que acercan alimentos calientes y ropa nueva para reconfortar a los socorristas, perros que meten sus hocicos donde pueden para traer buenas noticias y otros que caen agotados y necesitan suero para ser reanimados.
Pero aunque mínima, persiste la esperanza de encontrar a personas vivas más allá de las 72 horas de sobrevivencia que los expertos dan a una persona atrapada entre escombros, aunque en el sismo de 8,1 de 1985, que dejó más de 10.000 muertos en Ciudad de México , la resistencia humana rompió expectativas.
«Vinimos a salvar vidas. Hay que tener fe y pensar que a lo mejor las personas tenían algún lugar donde podían seguir recibiendo aire y así poder sobrevivir. Sabemos dónde está la gente, dónde tenían que estar, y allí estamos trabajando», dijo Karin Kvitca, rescatista israelí de 29 años.
El dolor de las familias
Conforme pasan las horas, los seres queridos de las personas desaparecidas van mostrando mayores signos de cansancio y desesperación.
Algunos rezan y lloran ante una virgen de yeso de medio metro y con un largo velo blanco que ha sido colocada atrás de una carpa instalada para los familiares.
«Vamos a hacer una oración para poner en manos de nuestra virgen a todos los rescatistas y a nuestros hermanos que están ahí, entre los escombros», dice Elisa Montesinos, una catequista de 33 años.
Hasta ayer se habían rescatado 69 personas con vida.Entre las víctimas fatales, se identificaron ocho extranjeros: una panameña, un argentino, un español, un surcoreano y cuatro taiwanesas.