AFP
La FIFA señaló este miércoles en Atenas que el fútbol griego está “al borde del precipicio”, después de la escalada de violencia en las últimas semanas, cuyo colofón fue la entrada en el césped el domingo durante un partido del presidente del PAOK Salónica con una pistola en la cintura.
Como consecuencia de este capítulo, el campeonato griego está suspendido desde el lunes por parte del gobierno, que espera encontrar “un nuevo marco” con todos los actores implicados.
“Este comportamiento nos ha empujado a venir aquí para hacer unas recomendaciones”, subrayó durante una conferencia de prensa el presidente del comité de vigilancia de la FIFA a cargo de Grecia, Herbert Hubel, tras un encuentro con el ministro de Deportes Yiorgos Vassiliadis y el presidente de la Federación Griega de Fútbol Evangelos Grammenos.
– El ‘Grexit’ –
“El fútbol griego está al borde del precipicio, un ‘Grexit’ -una salida de Grecia de la FIFA- que parecía lejano no lo está tanto”, señaló Hubel, haciendo alusión a la exclusión de la zona euro, por razones económicas, de Grecia en 2015, debido a la crisis de la deuda.
La FIFA, precisó Hubel, decidirá una vez se entregue el informe del comité de vigilancia, “unos diez días o quizás menos”.
Hubel recordó que hay “una declaración, promesas, para que todas las partes dejen las armas”.
Después de la conferencia Grammenos explicó que habían decidido dar hasta el viernes 23 de marzo como plazo a los diferentes actores del fútbol profesional para comprometerse a terminar con la violencia en los estadios y conseguir seguridad en los partidos.
Estos compromisos serán enviados a la federación y transmitidos al ministro “que decidirá sobre esta base si puede ordenar el regreso de los partidos”.
El PAOK, cuyo presidente, el empresario greco-ruso Ivan Savvidis, pidió disculpas por su comportamiento el martes, podría ser sancionado con el descenso. El fiscal griego de Deportes pidió sanciones este miércoles.
Savvidis irrumpió en el campo acompañado de varios guardaespaldas y con una pistola en la cintura para protestar por una decisión arbitral el domingo durante el partido ante el AEK Atenas. Podría ser sancionado con una prohibición de entrar al estadio de entre tres y cinco años, además de una multa de 50.000 euros.
El empresario argumentó el martes que su irrupción en el campo tenía la intención de “proteger a las decenas de miles de hinchas del PAOK de las provocaciones, e incluso evitar víctimas humanas”.





