(Redacción Internacional).-Si la anorexia se caracteriza por una distorsión de la imagen corporal en la que las personas que la padecen se ven con sobrepeso cuando en realidad están delgadas y tienen obsesión por mantenerse en un peso bajo, la megarexia es el lado opuesto: son personas que padecen obesidad o sobrepeso, pero tienen una imagen distorsionada de su cuerpo y se ven en forma y sanos.
A diferencia de la anorexia, que suele afectar más al sexo femenino que al masculino, la megarexia es más común en hombres y suelen “confundir” ese sobrepeso u obesidad con estar fuertes. Según la OMS, en adultos se considera sobrepeso cuando se tiene un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 25 y se considera obesidad cuando el IMC es igual o superior a 30. Las personas que padecen megarexia evitan mirarse en espejos de cuerpo entero, las fotografías, visten ropa ancha para sentir que les queda grande y rechazan las conversaciones acerca de su problema de peso, ya que no lo consideran tal.
El principal problema asociado a la megarexia son las patologías que pueden aparecer al tener obesidad y no cuidar la alimentación, abusando del consumo de grasa y de comida basura. Al no ser conscientes de su problema de peso, no ven los riesgos para la salud que esto conlleva. Su dieta es rica en grasas, comida basura, dulces, platos precocinados, etc. Además, llevar una vida sedentaria es otra característica común de las personas megaréxicas, ya que consideran que cuidarse no les hace falta porque se ven y se sienten perfectamente sanos y saludables.
El abuso de comida basura interfiere en las funciones cerebrales, esto es algo que han evidenciado numerosos estudios científicos, como el realizado por científicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en el que comprobaron que las ratas de laboratorio a las que estuvieron alimentando con una dieta basura, rica en grasas y azúcares durante una semana, experimentaron una inflamación de la región del hipocampo que afecta a la memoria.
Además, comprobaron que dichos daños no pueden revertirse aunque después se cambie a una dieta sana. A todo esto, hay que sumar los problemas añadidos por una malnutrición, ya que llevar una dieta de este tipo se traduce en carencia de vitaminas y minerales esenciales para el organismo.
En la actualidad la obesidad es una enfermedad que afecta a muchas personas y ha ido en ascenso, por lo que puede haber personas megaréxicas sin diagnosticar que acaben padeciendo serios problemas de obesidad. Sin embargo, se trata de un trastorno alimenticio poco conocido en comparación con la anorexia o la bulimia, de hecho, aún no está incluido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales catalogado como enfermedad.
Este trastorno necesita asesoramiento y seguimiento médico, además del apoyo y la colaboración del entorno familiar para ayudar a la persona que lo padece en el proceso de reconocimiento del problema y en el posterior tratamiento y cambio de hábitos de vida para superar el problema. Las pautas para empezar a llevar una dieta sana y para hacer ejercicio son fundamentales.