Redacción Internacional.- Pese a manifestarse públicamente en contra del aborto, el presidente argentino Mauricio Macri instó este jueves a los legisladores a debatir libremente su legalización, un reclamo que en los últimos años ha cobrado creciente fuerza en círculos políticos y sociales.
Durante la apertura de las sesiones ordinarias del Parlamento Macri dijo estar “a favor de la vida” pero apuntó que desde hace 35 años los argentinos vienen postergando un “debate responsable y maduro” sobre el aborto, que la legislación argentina permite en casos de violación o peligro para la vida o la salud de la mujer gestante.
Varios de ellos llevaban al cuello el pañuelo verde que caracteriza a los promotores de la campaña nacional por el aborto legal, seguro y gratuito que reúne a decenas de organizaciones de derechos humanos, académicas, científicas, sindicales y culturales.
En los últimos días allegados al presidente señalaron que éste había dado vía libre a los legisladores de su espacio político para que se pronuncien sin tapujos sobre el asunto.
Según agrupaciones pro abortistas muchos hospitales públicos no aplican los protocolos establecidos para la práctica del aborto en los casos no penados por la ley. En 2016, la relatora especial de Naciones Unidas sobre Violencia contra la Mujer, Dubravka Simonovic, denunció que en la mayor parte de las provincias argentinas no se respetaban estas excepciones.
Las voces a favor y en contra del aborto libre y gratuito atraviesan transversalmente todo el arco político. Dentro del oficialismo, la vicepresidenta, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, la mayor del país, y varios ministros han manifestado su oposición. Pero otros altos funcionarios han expresado públicamente su apoyo pese a la aún fuerte influencia que ejerce la Iglesia católica.
Legisladores opositores presentarán en los próximos días un proyecto de legalización del aborto durante las primeras 14 semanas de gestación.
Días atrás miles de personas reclamaron en las inmediaciones del Congreso aborto libre y gratuito para dar un marco de legalidad a una práctica que, según denunciaron, provoca daños irreversibles y hasta la muerte entre las mujeres más pobres.
Según un informe de 2016 del Ministerio de Salud, en Argentina se realizan entre 370.000 y 522.000 abortos por año. El ministerio indicó que estas cifras son estimativas ya que, “por tratarse de una práctica clandestina, no se dispone de datos precisos”.
Legisladores oficialistas consideran que la discusión, que comenzaría en la Cámara de Diputados, demandará por lo menos dos meses.
En los últimos años se frustró en varias ocasiones el debate por la falta de un apoyo mayoritario claro.
La expresidenta y actual senadora opositora Cristina Fernández (2007-2015) -ausente en la apertura de las sesiones del Congreso- se manifestó en contra del aborto durante su administración.
El oficialismo agregaría a la discusión que se abra próximamente en el Parlamento otras propuestas para que la interrupción voluntaria del embarazo no sea la única alternativa, como ayudas económicas a las embarazadas.
La legalización del aborto no parece reunir el apoyo necesario en ambas cámaras y en el Senado, integrado por legisladores más conservadores, la oposición es aún mayor.
Nicaragua y El Salvador son los únicos países de América Latina donde el aborto está completamente penado.
Macri también exhortó al Parlamento a debatir este año un proyecto oficialista que contempla extender la licencia por paternidad, que actualmente es de dos días.
El presidente también anunció un proyecto de “inclusión laboral” para que miles de trabajadores informales puedan registrarse sin perder los beneficios que les corresponderían por antigüedad y otro para aplicar penas más duras a los automovilistas que conduzcan alcoholizados o bajo los efectos de la droga.