(El Mundo).- El ministerio de Salud de la Franja de Gaza ha confirmado que 55 palestinos han muerto y más de 2.000 han resultado heridos por disparos de soldados israelíes en los choques en la frontera entre Israel y la Franja de Gaza donde 40.000 palestinos se concentraron para protestar contra la inauguración de la embajada de EEUU en Jerusalén y también para intensificar la llamada “Marcha del Retorno”.
Un joven de 14 años es uno de los fallecidos en la jornada más sangrienta desde la guerra de 2014. El Gobierno palestino ha acusado a Israel de cometer una “horrible masacre” en Gaza. Entre los muertos habría ocho menores de 16 años, según el embajador palestino en la ONU. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justificó el uso de la fuerza en Gaza por “la defensa de fronteras”.
“El grupo terrorista Hamas ha intentado llevar a cabo una serie de ataques incluyendo una masiva y violenta infiltración en doce puntos para atacar a soldados y ciudadanos israelíes.
Los soldados por ejemplo han alcanzado un comando de tres terroristas que intentaron colocar explosivos en la frontera en Rafah. Son los actos más violentos desde hace ocho semanas y la responsabilidad recae en Hamas”, señala el ejército israelí.
A través de sus medios y mezquitas, Hamas había pedido a los habitantes de Gaza acudir a la frontera para protestar contra el bloqueo y a favor del derecho de los refugiados. La apertura de la embajada en la disputada ciudad es una mecha en un terreno ya de por si explosivo.
La aviación israelí ha bombardeado objetivos del movimiento islamistas Hamas en respuesta a disparos contra las tropas en la frontera.
En las últimas ocho semanas, en las que han muerto alrededor de 91 palestinos(sumando las víctimas de hoy), varias ONG han denunciado la”desproporcionada actuación militar” israelí en la frontera señalando que los manifestantes estaban desarmados.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, que había exigido una investigación ha asegurado hoy estar “particularmente preocupado” por “el elevado número de muertos”. Israel, por su parte, defiende que sus uniformados actuaron para evitar ataques e infiltraciones.
La inauguración de la embajada estadounidense en Jerusalén marca también el inicio de una de las semanas más tensas desde hace una década. Los grupos palestinos han hecho un llamamiento para masivas marchas y protestas contra la medida estadounidense y en conmemoración de la Nakba en la que este martes recuerda a los 700.000 palestinos que fueron expulsados o huyeron con la creación de Israel y posterior guerra árabe-israelí hace 70 años.
De ahí que la Policía israelí haya desplegado hoy enormes medidas de seguridad en la Ciudad Santa y en especial en el blindado barrio de Arrnona donde se sitúa el edificio que hará de forma provisional de sede de la embajada estadounidense.
Mientras, el ejército reforzó de forma considerable su presencia en Cisjordania y sobre todo en la frontera con la Franja de Gaza ante el temor de un intento masivo de infiltración en el sur de Israel promovido por Hamas. Uno de los líderes islamistas, Ismail Radwan, ha asegurado que las protestas durarán hasta el 5 de junio en el recuerdo del inicio de la guerra del 67.
“Han empleado hoy una violencia sin precedentes en estas últimas semanas. Es inaceptable para un país soberano que tiene la obligación de defender sus fronteras. Hemos visto tres comandos con terroristas armados que intentaron colocar explosivos y penetrar en Israel tal como había avisado su dirigente Ismail Haniyah.
Hemos visto cómo han enviado mujeres en el frente como escudo humano”, denuncia el portavoz Ronen Manelis que acusa a Hamas de actuar “contra la población de Gaza y la prueba es el reciente ataque contra el fronterizo israelí de Kerem Shalom por el que llega la ayuda humanitaria a los habitantes de Gaza”.
“Hacemos un llamamiento urgente a todos los miembros de la comunidad internacional para frenar el derramamiento de sangre contra los habitantes de Gaza. Esta masacre deliberada, así como otras masacres cometidas por Israel, no debería quedar impunes”, afirma la portavoz de la OLP, Hanan Ashrawi.





