El Banco de España advirtió en 2009 sobre la falta de provisiones del Banco Popular

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El inspector del Banco de España adscrito al Banco Central Europeo (BCE) Ignacio Pardo Cuerdo ha confirmado que la inspección del supervisor nacional venía advirtiendo en sus informes de que el Banco Popular no tenía provisiones suficientes desde 2009, ocho años antes de que finalmente acabara siendo liquidado y vendido al Banco Santander por un euro.

El inspector del Banco de España adscrito al Banco Central Europeo (BCE) Ignacio Pardo Cuerdo ha confirmado que la inspección del supervisor nacional venía advirtiendo en sus informes de que el Banco Popular no tenía provisiones suficientes desde 2009, ocho años antes de que finalmente acabara siendo liquidado y vendido al Banco Santander por un euro.

Durante su comparecencia ante la comisión que investiga en el Congreso la crisis financiera, el rescate bancario y la quiebra de las cajas de ahorro, Pardo ha explicado que el equipo de inspección del que formaba parte elaboraba informes sobre las revisiones que realizaban en la entidad, y que, adicionalmente, trimestralmente se elaboraban dos informes, uno de seguimiento y otro de ajustes pendientes de realización. “En dichos informes, a partir de 2009, en todas esas revisiones, se identificaban necesidades de provisiones. Esa era nuestra conclusión.
Nosotros como inspectores, como miembros de un equipo cooperativo, no podemos requerir”, se ha excusado, ante la pregunta de varios grupos de por qué no se actuó con medidas concretas habiéndose detectado debilidades en esta entidad.
Desconoce si se hicieron ajustes

Así, ha explicado que el órgano competente para poder realizar estos requerimientos sería, en todo caso, la Comisión Ejecutiva del Banco de España, a propuesta del director general. “No les puedo decir mucho más. Decir otra cosa sería asumir una función que no me corresponde”, ha zanjado.

Pardo ha explicado que una reorganización interna del personal en el Banco de España acabó con su trabajo de inspección en el Popular en el primer trimestre de 2011. “A partir de ahí desconozco qué se ha producido, si los ajustes se hacen o en qué medida el banco planifica provisiones para realizar esos ajustes”, ha dicho. En este sentido, ha asegurado no tener constancia de que pudiera haber habido algún escrito de requerimiento, al no haber participado en este proceso y haber abandonado la supervisión de esa entidad.

Respecto a su trabajo en la inspección, ha señalado que tras evaluar el grado de concentración en el sector de la construcción y en el inmobiliario, se adoptaron medidas para reducirlo y se fijó un límite en torno al 25% –en 2008 alcanzó el 36%–, aunque ha reconocido que “esta medida no era suficiente, dada la situación de concentración”.

“Cuando analizamos la exposición y la elevada concentración, (el Popular) tomó conciencia de esa concentración. Intentó reducirlo, pero era tarde en ese momento”, ha subrayado Pardo, que ha explicado que ese crecimiento se produjo entre los años 2000 y 2007.

“Nosotros, los inspectores, intentamos evaluar el problema, pero hacer desaparecer el problema es complicado. El problema surge entre 2000 y 2007 y podemos transmitir a nuestros superiores las conclusiones a las que llegamos desde un punto de vista profesional y técnico.

Decisiones a otro nivel no nos corresponde”, ha dicho, remitiéndose a la “línea jerárquica y de toma de decisiones” la adopción de medidas más restrictivas. Pese a que ha reconocido los “problemas estructurales” de los que adolecía el Popular –elevado nivel de activos problemáticos, baja rentabilidad, excesiva concentración de riesgo inmobiliario y constructor–, Pardo se ha remitido a las explicaciones oficiales sobre que la declaración de inviabilidad del banco se produjo por un fallo de liquidez.

Un colapso que ha explicado tras un “flujo constante de noticias negativas”, que acabaron derivando en un proceso de desconfianza y en una retirada generalizada de depósitos. En este punto, considera que un “elemento clave” en el proceso fue “la política de comunicación” desarrollada por la dirección del banco.

“La información debe ser crucial, sobre todo en un contexto en el que vemos informaciones no ajustadas a la realidad, que se transmiten rápidamente y pueden tener un impacto muy rápido en nivel de confianza”, ha aseverado.

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Jessica Hernandez

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