La fortificación con ácido fólico no solo protege a los bebés en gestación de ciertas malformaciones congénitas, sino que también promueve el desarrollo saludable del cerebro en la adolescencia, de acuerdo con un nuevo estudio.
“Sabemos hace más de 20 años que la exposición prenatal al ácido fólico protege al feto de la espina bífida y otros defectos del tubo neural”, dijo el autor principal, doctor Joshua L. Roffman, del Hospital General de Massachusetts en Charlestown.
“Pero nuestros resultados son los primeros que relacionan la exposición prenatal al ácido fólico con un desarrollo saludable del cerebro adolescente” atribuyen ese efecto a cambios específicos del desarrollo cerebral, según explicó.
Su equipo analizó la relación entre la exposición prenatal al ácido fólico, la maduración del córtex cerebral y el riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos en niños y jóvenes entre 8 y 18 años que habían nacido antes, durante y después de la implementación de la fortificación con ácido fólico de los productos de granos entre 1996 y 1998.
El grosor del córtex cerebral fue mayor en los que habían nacido después de la implementación total de la fortificación con ácido fólico, intermedio en los nacidos durante el proceso de implementación y menor en aquellos que habían nacido antes de la fortificación, según publican los autores en JAMA Psychiatry.
Cuando el cerebro alcanza su grosor total, el córtex comienza a afinarse de manera selectiva. El retraso de ese proceso está asociado con una mayor inteligencia, mientras que si es acelerado puede aparecer esquizofrenia y autismo, de acuerdo con los autores.
En el estudio, la fortificación con ácido fólico estuvo asociada con un retraso de ese proceso, lo que a la vez estuvo relacionado con una disminución de las chances de desarrollar trastornos psicóticos, como la esquizofrenia.
Los resultados, para Roffman, demuestran que el ácido fólico prenatal tendría efectos protectores adicionales y duraderos en el cerebro, más allá de prevenir los defectos del tubo neural.
