Redacción Internacional.- Con consignas contra el gobierno de Mauricio Macri, sindicatos docentes, trabajadores universitarios y estudiantes selica.
Luego de cuatro semanas de huelga en las universidades públicas en Argentina, miles de personas se movilizaron a la Plaza de Mayo, en el centro de Buenos Aires, para participar en una convocatoria realizada por los sindicatos de docentes y trabajadores universitarios, entre otros. Estas protestas se replicaron, en menor medida, en otros puntos del país.
La manifestación, denominada “Gran Marcha Universitaria”, recorrió varias calles y avenidas porteñas hasta confluir en la céntrica plaza de la capital argentina. Con carteles y consignas contra el gobierno de Mauricio Macri, los participantes desafiaron durante horas a las intensas lluvias y el frío del invierno austral.
Este conflicto tiene su origen en un reclamo salarial por parte de los docentes que esperan un aumento que se acerque a la inflación, proyectada por encima del 30% hacia el final del año. A esta marcha se sumaron estudiantes, docentes y rectores que cuestionan los recortes presupuestarios en la educación universitaria.
En concreto, los docentes universitarios acordaron un incremento de salarios del 15% a principios de año, a pagarse en tres etapas. Pero ante el disparo de la inflación, los gremios exigen que el aumento se equipare a la inflación y que se establezca una llamada “cláusula gatillo” para que la subida se equipare automáticamente al incremento del índice de precios si éste superara el 30% proyectado.
El lunes 27 de agosto, el gobierno de Mauricio Macri ofreció un incremento del 21% y el adelanto a septiembre de la cuota programada para noviembre. Esa propuesta fue rechazada por los gremios docentes, que optaron por profundizar las medidas de protesta.
Ocurre que, desde el inicio del conflicto, además de la paralización de las clases en las 57 universidades públicas nacionales, también se produjeron tomas de instituciones educativas y realización de clases en la vía pública, entre otras medidas para visibilizar el reclamo.
Al margen de la cuestión salarial, estudiantes y académicos también se cuestionan la política del gobierno hacia las universidades públicas, los recortes presupuestarios (que en 2018 ya alcanzan unos 26,4 millones de dólares de los 2.600 millones previstos) y la falta de fondos para tareas de investigación.
Según la Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU), más de 20 casas de estudio han declarado la emergencia financiera y corren riesgo de no poder hacer frente a los compromisos financieros de lo que resta del año.
Los cuestionamientos al Gobierno por la frágil situación económica se sumaron al reclamo universitario
Este jueves 30 de agosto fue un día convulsionado para la economía argentina. La fuerte caída del peso frente al dólar estadounidense incrementó la incertidumbre y la preocupación de la sociedad ante la frágil situación económica.
Este panorama provocó que, a la marcha universitaria, se sumaran cuestionamientos al gobierno de Mauricio Macri por la forma en la que está gestionando la crisis económica. Por eso, no resultó extraño ver a representantes de otros sindicatos, organizaciones sociales y partidos políticos que se sumaron a la movilización.
En este contexto, ante el compromiso de reducción del déficit fiscal asumido por el gobierno de Mauricio Macri debido a su pedido de ayuda financiera al Fondo Monetario Internacional (FMI) para paliar la crisis cambiaria, sectores como la educación pública temen que los recortes puedan profundizarse.
