La caries dental es, sin lugar a dudas, la enfermedad más extendida del mundo. Consiste en la desmineralización de los tejidos del diente causada por los ácidos que genera la placa bacteriana y que pueden terminar destruyendo toda la protección del esmalte dental.
Casi la totalidad de las personas adultas la han sufrido y entre niños su incidencia puede llegar hasta el 90%. Ante estas cifras es lógico que los investigadores lleven décadas buscando una solución eficaz que ataje, o por lo menos reduzca, el problema sobre todo en los países y regiones menos desarrollados y con un sistema sanitario dental menos extendido.
Los primeros intentos de crear una vacuna contra la caries no fueron demasiado exitosos. La caries es una enfermedad con un amplio abanico de causas y las bacterias y microorganismos implicados son muy numerosos. En 1997 un equipo de científicos chinos presentó una vacuna con una eficacia notable, utilizando una proteína (KF-rPAc) que dotaba de una alta eficacia profiláctica y terapéutica contra la caries. Sin embargo, esa misma proteína (flagelina) mostraba efectos secundarios no deseados como la posible lesión inflamatoria producida por la propia flagelina.
El tiempo ha pasado, y ese mismo equipo de investigadores, presentó en Nature una nueva vacuna con las mismas propiedades que la anterior versión pero sin sus riesgos adicionales. Se publicó en la Revista Nature y se presentó como una “segunda generación de vacuna contra la caries, basada en la flagelina, con unos efectos secundarios muy bajos”.
Esta versión 2.0 de la vacuna se centra en prevenir las infecciones de una de las bacterias principales implicadas en la desmineralización del diente: la bacteria Streptococcus mutans.
Esta segunda generación de vacuna basada en flagelina se encuentra aún en las fases iniciales pero los investigadores del Instituto Wuhan de Virología de la Academia de ciencias china, por fin empiezan a obtener resultados. El artículo publicado muestra las primeras pruebas en ratones a los que se administró la vacuna que resultó eficaz como protección en el 64,2% de ratones sin caries y disminuyó en un 54% de los ratones que ya tenían caries. Lo más importante de este nuevo intento es que la vacuna registró pocos efectos secundarios.
Por supuesto aún habrá que esperar a que esta vacuna esté lista para seres humanos, hasta entonces las recomendaciones de higiene dental siguen siendo fundamentales. Cuidar la alimentación, cepillarse los dientes con frecuencia y visitar al dentista cada varios meses siguiendo sus recomendaciones continúan siendo los consejos más útiles para cuidar nuestra salud dental.