Yahoo.- La recuperación de Cardi B tras su último paso por quirófano para someterse a una liposucción y reparar, en sus propias palabras, los estragos que había causado a su escote su debut en la maternidad ha implicado bastante más tiempo del que esperaba.
Lo que más le ha molestado de verse obligada a guardar reposo ha sido cancelar varios conciertos y apariciones públicas, con la pérdida económica que ello conlleva y que calcula que asciende a varios millones de dólares. Probablemente esa sea una de las razones de que haya decidido que la cirugía plástica no es lo suyo y que a partir de ahora recurrirá al esfuerzo y al trabajo duro en el gimnasio para conservar sus abdominales.
«He estado entrenando mucho durante las últimas dos semanas porque, jo**r, no pienso volver a operarme nunca más. Pero tengo que reconocer que no he tenido un solo dolor de cabeza desde entonces», ha anunciado a través de Twitter.
Poco después la estrella también mostró en un vídeo compartido en las Stories de su Instagram el estado de sus pies, que se habían hinchado hasta multiplicar por dos su tamaño habitual tras bajarse de un avión y quitarse los tacones: «La razón por la que el médico me ha recomendado que baje el ritmo con mis conciertos ha sido que experimento una sensación de quemazón en los pies y el estómago cuando me hincho, no porque haya problemas con la venta de entradas», ha aclarado.
En el caso de Cardi, ella ya conocía muy bien las complicaciones que pueden derivarse de las intervenciones estéticas, sobre todo si no se realizan de forma segura. Con tan solo 21 años, cuando se estaba labrando una reputación en la escena nocturna neoyorquina como stripper, decidió aumentar el tamaño de su trasero tras darse cuenta de que sus compañeras con curvas ganaban más dinero que ella en propinas, pero su exiguo presupuesto -y la falta de grasa en otras partes de su cuerpo para extraerla y colocarla en sus glúteos- hizo que optara por acudir a un sótano de Queens donde, a cambio de 800 dólares, le pusieron infiltraciones sin anestesia. A día de hoy la rapera todavía recuerda aquella experiencia como la más dolorosa de su vida y reconoce que sus infiltraciones estuvieron goteando durante cinco días.