Hoegel, de 42 años, había sido acusado de suministrar medicamentos a cien pacientes, el más joven de ellos de 34 años y el mayor 96 años, para desencadenar fallos cardíacos o un colapso circulatorio. Los abusos se extendieron desde el año 2000 hasta 2005.
Los fiscales han indicado que las motivaciones que lo llevaron a actuar así podrían ser la búsqueda de aprobación por parte de sus colegas una vez tratara de reanimar a los pacientes. El acusado, que confesó todos los crímenes en el inicio del juicio, aseveró que se trataba de «una pose para infundir respeto» y que disfrutaba de elogios y reconocimiento cuando los pacientes sobrevivían
El tribunal ha considerado a Hoegel culpable de 85 asesinatos, si bien el enfermero ya cumplía una cadena perpetua tras ser condenado en 2015 por otras dos muertes.