RÍO DE JANEIRO, (AFP).- Las revelaciones sobre contactos entre los fiscales de la Operación Lava Jato y el juez Sergio Moro en el caso que llevó a la cárcel al expresidente de izquierda Lula pusieron en la mira a la mayor investigación anticorrupción de Brasil.
El portal The Intercept Brasil publicó el domingo mensajes pirateados de los fiscales entre sí y con Moro, nombrado en enero ministro de Justicia y Seguridad Pública del presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro.
Entre los mensajes destaca una serie de septiembre pasado, cuando los fiscales obraron para impedir que Lula, encarcelado desde abril de 2018, fuera entrevistado por temor a que pudiese beneficiar a su delfín Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones presidenciales ganadas por Bolsonaro.
Otras conversaciones muestran que el principal fiscal de Lava Jato, Deltan Dallagnol, estaba preocupado por la solidez de las acusaciones presentadas contra Lula para condenarlo como beneficiario de un apartamento en el litoral paulista, entregado por una constructora a cambio de contratos con Petrobras.
Lula, que purga una pena de 8 años y 10 de meses de cárcel, siempre consideró su condena fruto de una conspiración político-judicial para impedir que la izquierda volviera al poder.
Sus abogados consideraron que las filtraciones así lo demuestran y pidieron ya “el restablecimiento pleno de la libertad” del dirigente histórico de la izquierda, de 73 años. El caso podría servir de precedente a otros de los centenares de políticos y empresarios condenados por Lava Jato.