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El hombre bueno como víctima de los feminicidios

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Por: Valentín Medrano Peña.

“La inconducta, arbitrariedad, abuso, locura, enfermedad, celosía o la causa que sea que produce esta escalada de feminicidios, no solo victimiza a las familias y la sociedad, constituye un estadio de peligrosidad ante el derecho penal para los hombres no feminicidas o abusivos”. (Twit).

El tema del feminicidio y la violencia intrafamiliar trae consecuencias colaterales aún no abordadas, muchas tendrán efectos años después, aún no sabemos que reacción adulta tendrán los huérfanos de los feminicidios respecto a ese detonante trágico y luctuoso, por sobretodo el hecho de que la salud mental no es una prioridad en las políticas públicas. Esos huérfanos están también huérfanos de amparo y seguimientos, están solos.

Pero el tema afecta más, los hombres no golpeadores, los no abusivos, los no feminicidas también están en riesgo, son débiles ante el sistema de justicia, están vulnerables, y el auge de los feminicidios, su crecimiento, las opiniones al respecto, el interés de los medios, ponen a los hombres heterosexuales, casados o con relaciones de hecho o amorosas, en una condición aún más vulnerable, cada vez más a la defensiva.

Los feminicidios y la violencia de género e intrafamiliar, los ha hecho cómplices colectivos, aún cuando por sus mentes nunca haya pasado cometer abusos y conserven la suficiente inteligencia emocional como para amar la vida y protegerla, la propia y la de su pareja. Estos hombres sanos, amantes de la vida, protectores de sus familias, pueden llegar a ser objetivos del sistema penal, y entran a el en forma desigual, en claras desventajas.

Estos hechos habrán de modificar la vida de pareja y la familia en términos generales, no sabremos hasta que no ocurra si será para bien, estemos esperanzados en que así sea, pero hoy recemos y eduquemos para que no ocurra un solo feminicidio más, para que tengamos hogares con relaciones cordiales y armónicas confiados en Dios.

El espectro no es halagüeño, y adoquina al sistema a ver a los sometidos por el tema de violencia de género e intrafamiliar como presuntos culpables. Y de hecho cada vez se aceitan mayores atajos para producir una rápida inducción al cumplimiento de una pena.

El sistema no los trata como inocentes, precariza sus derechos, aminora la necesidad de pruebas a cargos, y concede ínfimo valor a sus pruebas exculpatorias, justamente todo lo proscrito por los libros de leyes, y en la ejecución de la sanción no se les concede la posibilidad de rehabilitación, tienen en la frente la señal puesta a los descendientes de Caín, están condenados aún antes del inicio de los juicios, y el sistema se asegurará, a partir y como causa de ciertos sonoros e inaceptables casos, de que cumplan cada día de condena, con el agravante de que por el tipo de delito-sanción serán huéspedes carcelarios con una constante de acosos, malos tratos y abusos.

Nunca fuimos tan desiguales, pero de ello son culpables los abusivos, violentos y feminicidas, que han logrado extrasensibilizar al sistema, convirtiendo a los hombres buenos en hombres víctimas o victimizables

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