El trabajo del Mag. Francisco Núñez.
Por: Valentín Medrano Peña.
Un poco antes de finalizar el juego en el Estadio Cibao de la ciudad de Santiago de los Caballeros, estadio al que también denominan El Valle de la Muerte, y que en la jornada del día, el equipo local, Águilas del Cibao, recibía a sus rivales más despreciados, los Tigres del Licey. El ambiente era el acostumbrado, mucho fervor y fanatismo y triunfalismo por parte del público local, mayoritariamente aguilucho. Triunfalismo normal ya que en la última dos décadas las Águilas han sido sumamente ganadoras.
Pero para un grupo de parroquianos que se habían traslado desde el barrio Libertad la situación se tornó incómoda y triste, ya que antes de la séptima entrada sus odiados Tigres del Licey habían colectado una veintena de hits y una docena de carreras contra las Águilas que apenas habían pisado dos veces la goma.
Fue mucho el sacrificio para poder asistir al Estadio y frustrados, antes del
out 27 decidieron partir de regreso a casa. Salieron dolidos pero esperanzados de mejor suerte para los próximos partidos, y prefirieron caminar de vuelta a casa. Eso era impensable unos meses antes, pues el nivel de delincuencia hacía incaminables las calles en horas nocturnas. El nivel de exposición y riesgo era tal que solían hacer una colecta para pagar un taxi de regreso por solo seguridad.
Ahora había algo más de que vanagloriarse en el primer Santiago de América, a partir de la gestión como fiscal titular del Dr. Francisco Núñez, que se combinó con la tenaz labor del General de la policía Dr. Pablo de Jesús Dipré y de los ciudadanos conscientes de Santiago, transformaron la ciudad de estadística de criminalidad a ejemplo de seguridad.
Santiago devino en ejemplo, en un ejemplo que amerita ser estudiado, pues la línea central del esfuerzo contra la criminalidad la hacen vivible, armónica, admirable.
Caminaron seguros, disfrutando de la limpieza y belleza del entorno de una ciudad hermosa, y gracias a su nueva combinación de doble matanzas (Núñez-Dipré) una ciudad segura, con un índice de criminalidad decreciente y con el orgullo de contar con una comunidad masculina responsable y respetuosa de la vida, que ha posibilitado que no haya habido un solo feminicidio en el curso del año en sus tierras, y rogamos siga así por siempre.
Santiago es ejemplo de limpieza, de trabajo, progreso, desarrollo, seguridad y respeto por la vida. Una mirada a Santiago, con muchas cosas presentes en sus habitantes, (A) un reconocimiento a sus autoridades, (1) del Ministerio Público, cuyo titular Francisco Núñez fue objeto de sendos reconocimientos, tanto por la mismísima Embajadora de los Estados Unidos señora Robin S. Bernstein, así como por la prestigiosa Asociación de Comerciantes e Industriales de Santiago (ASIC), quienes testimonian su gran proceder, (2) y por parte de la Policía Nacional, el General Pablo de Jesús Dipré, activo persecutor del crimen, y (B) un conocido grito regional de guerra deportiva que tendrá que esperar por otra jornada: -“Vua al Águila”-.
Excelente!!