Santo Domingo.- La Pastoral de la Salud de la Arquidiócesis de Santo Domingo desarrolla la XXVII Jornada Mundial del Enfermo, cuya conmemoración culminará con la celebración de una eucaristía en la Catedral Primada de América, el día martes 11 de febrero a las 9:00 a.m.
La conmemoración de la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo en la República Dominicana, que dio inicio el día 3 de febrero y concluirá el 11, persigue como objetivos primordiales, implementar acciones de carácter preventivo, educativo y de promoción para propiciar la conservación del buen estado de salud; desarrollar actividades curativas en segmentos sociales frágiles; y contribuir al fortalecimiento de una cultura de atención sanitaria basada en la calidad, calidez y humanización del servicio.
En el país, 358 órganos eclesiales desplegarán cada día diversas acciones en beneficio de personas de distintas edades residentes en las áreas geográficas donde inciden las vicarías episcopales territoriales, zonas pastorales, parroquias, sectores, comunidades y grupos de voluntarios.
Con las palabras pronunciadas por Jesús, tomadas como lema en la actual Jornada, «Vengan a mí los que están cansados y agobiados, y yo os aliviaré», el Santo Padre Francisco envía un mensaje a los hombres y mujeres en el orbe, e invita a reflexionar «¿Por qué Jesucristo nutre estos sentimientos? Porque él mismo se hizo débil, vivió la experiencia humana del sufrimiento y recibió a su vez consuelo del Padre. Efectivamente, sólo quien vive en primera persona esta experiencia sabrá ser consuelo para otros. Las formas graves de sufrimiento son varias: enfermedades incurables y crónicas, patologías psíquicas, las que necesitan rehabilitación o cuidados paliativos, las diversas discapacidades, las enfermedades de la infancia y de la vejez… En estas circunstancias, a veces se percibe una carencia de humanidad y, por eso, resulta necesario personalizar el modo de acercarse al enfermo, añadiendo al curar el cuidar, para una recuperación humana integral.»
Entre los párrafos dirigidos a la humanidad, indica que «En esta condición, ciertamente, necesitáis un lugar para restableceros. La Iglesia desea ser cada vez más —y lo mejor que pueda— la “posada” del Buen Samaritano que es Cristo (cf. Lc 10,34), es decir, la casa en la que podéis encontrar su gracia, que se expresa en la familiaridad, en la acogida y en el consuelo. En esta casa, podréis encontrar personas que, curadas por la misericordia de Dios en su fragilidad, sabrán ayudaros a llevar la cruz haciendo de las propias heridas claraboyas a través de las cuales se pueda mirar el horizonte más allá de la enfermedad, y recibir luz y aire puro para vuestra vida.»
En similar orden, el Santo Padre Francisco transmite una petición especial a los agentes sanitarios en cuanto a que «(…)Cada intervención de diagnóstico, preventiva, terapéutica, de investigación, cada tratamiento o rehabilitación se dirige a la persona enferma, donde el sustantivo “persona” siempre está antes del adjetivo “enferma”. Por lo tanto, que vuestra acción tenga constantemente presente la dignidad y la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad sea irreversible.»
El Pontífice Francisco envía un mensaje consolador a quienes se encuentran atrapados en contextos de guerra y de conflicto violento, y aquellos cuyas posibilidades de acceder a tratamientos de sus afecciones son reducidas.
La Pastoral de la Salud espera el respaldo de autoridades eclesiásticas y gubernamentales; representantes del sector salud y farmacéutico, dirigentes de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales nacionales y extranjeras, empresas privadas, voluntarios, feligreses y relacionados al quehacer de la Pastoral.