BBC MUNDO
«Todos nos llaman héroes, pero no me siento como uno».
Paolo Miranda es enfermero de cuidados intensivos en el único hospital de Cremona, una pequeña ciudad de la región italiana de Lombardía que está en el corazón del brote del nuevo coronavirus.
Allí, hasta el 19 de marzo había más de 2.000 personas contagiadas del virus y unas 200 habían muerto.
Al igual que muchos de sus colegas, Miranda ha estado trabajando largos turnos de 12 horas durante el último mes.
«Somos profesionales, pero nos estamos agotando. En este momento, sentimos que estamos en las trincheras, y todos tenemos miedo».