Málaga, 28 may (EFE).- El actor Antonio Banderas considera que el «problema más grande» al que se enfrentará el mundo del espectáculo tras el coronavirus es «psicológico», ya que «si ahora estás en el teatro y alguien te tose detrás, será una tragedia, porque nuestra mente ha dado un giro extraordinario».
«En ‘A Chorus Line’, la gente tosía y estornudaba, y podía molestar un poco cuando hacías un monólogo en el escenario», pero ahora será necesario «reciclarse psicológicamente», ha afirmado Banderas, que ha participado este jueves en un seminario web sobre los desafíos de la cultura tras la pandemia organizado por la Universidad de Málaga en colaboración con el diario «Sur».
Se ha autocalificado como un «optimista patológico» que espera que «esto remita, que se vuelvan a llenar los teatros», que los creadores se repongan «y que incluso se nutran de lo que está pasando».
Ha apuntado que el impacto de la pandemia ha sido muy diferente en distintos ámbitos, y por ejemplo hay «plataformas que en realidad se han beneficiado», como Netflix, cuyo incremento de usuarios «ha sido espectacular», mientras que él estaba rodando con Penélope Cruz en Madrid una película que se canceló y no saben cuándo se retomará el trabajo.
Al actor «le molesta mucho» cuando «se habla de una guerra, porque esto es una pandemia y es coyuntural», y no le gusta lo de la «nueva normalidad», puesto que le gustaría «volver a la normalidad que teníamos y, desde ahí, evolucionar».
Por su parte, el novelista Antonio Soler ha coincidido con Banderas en que la incidencia no es la misma en los distintos campos de la cultura, y en su caso la vida cotidiana y la creación durante el confinamiento han sido «muy parecidos a lo habitual», pero «lo que viene después, los cauces de distribución, se va a resentir».
«Mi teatro siempre está vacío. El escritor está solo, envía el mensaje en una botella y no sabe nunca cómo será recibido, y en el momento de la creación no hay público», ha dicho Soler, que frente al optimismo de Banderas ha confesado ser «un pesimista que en este caso ve una cierta luz».
El escritor no tiene «una receta para estos tiempos», pero ha citado a «una especie de santo laico» como Spinoza, que recomendaba «fuerza, entendida como perseverancia y capacidad de resistir, y generosidad, entendida como capacidad de secundar el esfuerzo de los demás».
El barítono Carlos Álvarez cree que habrá que «presentar una sensación o apariencia de seguridad para que los profesionales de cualquier medio podamos abordar el trabajo con cierta normalidad, y que el público también la tenga, y eso dependiendo del sector va a ser más o menos complicado».
Para Álvarez, hay «un problema además de legalidad laboral», porque no existe aún una norma y quienes trabajan en otros países como él tienen «la duda de si habrá que certificar la capacitación sanitaria», por lo que considera que «los visados de trabajo van a volver a ser importantes y van a estar relacionados con esa capacitación sanitaria».
Añade que éste es «un momento fantástico para pensar que no estamos viviendo una situación excepcional en la historia de la humanidad, sino que ha habido situaciones peores de las que se ha salido y evolucionado».
José Lebrero, director artístico del Museo Picasso de Málaga ha asegurado que fue «muy emocionante el reencuentro con conocidos habituales y comprobar lo importante que es la cultura, la emoción, la alegría y el deseo de las personas de ir a otro lugar y disfrutar de la cultura».
Ha desvelado que más de quinientas personas visitaron este miércoles el Museo Picasso y no habido «ningún incidente desde la reapertura» y se ha mostrado convencido de que «si un museo puede abrir, lo podrá hacer un teatro, con un esfuerzo de imaginación, de tecnología y de ciencia».