Washington/Nueva York, 11 may (EFE News).- Estados Unidos sigue alimentando la hipótesis de la responsabilidad de China en presuntamente «ocultar» información sobre la «gravedad» de la COVID-19, mientras no ha podido frenar el avance del coronavirus, que ya supera los 1,3 millones de casos y las 80.000 muertes en todo el país.
Este lunes, una coalición de 18 fiscales estatales, identificados como del Partido Republicano, el mismo del presidente Donald Trump, pidió al Congreso investigar al Gobierno chino por el manejo de la enfermedad.
«Informes recientes sugieren que el Gobierno comunista chino ocultó a propósito y con conocimiento información sobre la gravedad del virus, al tiempo que almacenaba equipos de protección personal», reza una carta enviada por los fiscales a líderes del Congreso, entre ellos la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, y el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell.
La misiva respaldó la tesis esgrimida por el secretario de Estado, Mike Pompeo, quien afirmó durante una reciente entrevista con la cadena de televisión ABC News que el Gobierno de Estados Unidos tiene una «enorme cantidad de pruebas» de que el nuevo coronavirus se originó en un laboratorio de la ciudad china de Wuhan, algo que Pekín niega.
Los fiscales, cuya acción se suma a una demanda presentada el pasado 21 de abril por Misuri contra el Gobierno de China, el Partido Comunista Chino y funcionarios e instituciones de ese país, piden responsabilizar a Pekín «por la devastación y destrucción causadas por la COVID-19».
PANDEMIA IMPARABLE
Entretanto, las cifras de la pandemia no remiten en Estados Unidos, que se mantiene como el país más afectado por la enfermedad con 1.344.512 casos positivos y 80.087 muertos, según el conteo independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Pese a ello, Trump insistió hoy en que su país es el que más pruebas de coronavirus ha realizado en todo el mundo «con mucha diferencia», sin tener en cuenta el tamaño de la población, y que los contagios están bajando en el país, algo que desmienten las curvas de ascenso del número de casos.
Sin embargo, cada vez más zonas del país buscan regresar a la normalidad. El caso más reciente de ellos es Nueva York, donde tres regiones del norte de ese estado comenzarán el próximo viernes la primera fase de la reapertura económica, aunque no así la Gran Manzana, la ciudad que más vidas ha perdido en medio de la pandemia, con 26.641 muertes.
En su actualización diaria, el gobernador Andrew Cuomo destacó que el estado ha vuelto al punto en el que estaba «el 19 de marzo, antes de caer en el abismo del virus de la COVID-19», tras registrar 161 fallecidos y 488 nuevos casos desde el domingo, con lo que «todas las flechas apuntan en la dirección correcta» de cara al levantamiento de su orden ejecutiva de «pausa» para el próximo viernes.
Sin embargo, la ciudad de Nueva York, que solo cumple cuatro de los siete factores para recuperar paulatinamente su ritmo habitual, deberá esperar hasta junio «a menos que ocurra un milagro», dijo hoy el alcalde, Bill de Blasio.
«Junio es cuando potencialmente seremos capaces de hacer cambios reales si seguimos progresando», apuntó De Blasio, que advirtió contra un posible efecto bumerán si se reabre demasiado pronto la actividad en la urbe.
MASCARILLAS EN LA CASA BLANCA
La propagación del coronavirus, que ya ha tocado las puertas de la Casa Blanca con tres colaboradores contagiados, ha llevado a que se ordene a los empleados del ala oeste, donde se encuentra el despacho oval, a usar mascarilla.
En un memorándum, se alentó al personal a cubrirse el rosto «siempre que no sea posible el distanciamiento social», una medida divulgada después de que se conociera que un asistente personal del presidente, la portavoz de prensa del vicepresidente Mike Pence, y una asesora de Ivanka Trump, hija del jefe de Estado, resultaron positivos a COVID-19.
Además, tres expertos del equipo de respuesta de la Casa Blanca, entre ellos el principal epidemiólogo del Gobierno de EE.UU., el doctor Anthony Fauci, decidieron tomar medidas de distanciamiento social.
Trump y Pence, entretanto, se han negado a usar mascarilla en público.
MIGRANTES TAMBIÉN AFECTADOS
Y mientras las estadísticas siguen creciendo, este lunes la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) informó que un total de 68 menores inmigrantes bajo custodia de las autoridades de Estados Unidos tras haber entrado al país sin acompañante adulto se han contagiado con el coronavirus.
La ORR indicó en un comunicado que hasta el pasado 7 de mayo ha contabilizado 43 casos en Illinois, 11 en Nueva York, 8 en Texas y 6 en Pensilvania.
De ese total, 63 menores se han recuperado y ya están fuera de la cuarentena. Además, 14 de ellos ya han sido reunificados con tutores.