BERLÍN, EFE.- La canciller alemana, Angela Merkel, cumplió este viernes 66 años, alejada de los síntomas de desgaste que se le atribuían un año atrás y “más requerida” que nunca ante desafíos globales como la pandemia de coronavirus, comentan los medios germanos.
La actual cumbre de la Unión Europea (UE), en la que Alemania ejerce la presidencia de turno y en la que está en juego el fondo para la reconstrucción tras los estragos de la COVID-19, no es un escenario para festejos privados.
Será una jornada de trabajo intenso, seguida de más negociaciones el sábado y probablemente a reloj parado -es decir, sin horario fijado para el cierre-, en la que se requerirán de Merkel su conocidas dotes para las sesiones maratonianas y los consensos.
“Angela Merkel cumple los 66 más valorada que nunca y demasiado joven para jubilarse”, titula el semanario “Stern”; “Angela Merkel, con 66 años y ante su mayor examen”, resume el grupo mediático Funke; “Angela Merkel llega a los 66 muy lejos de la jubilación”, destaca el diario bávaro “Nordbayern”.
“El póquer billonario de los 66 de Merkel”, titula respecto al rescate que se negocia en Bruselas el sensacionalista “Bild”, diario hostil a la canciller o incluso más cercano al elector de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) que a la gran coalición que gobierna el país.
Que Merkel cumpla años en una jornada de trabajo no extraña en Alemania. Suele reservar este tipo de celebraciones a lo privado e incluso su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), se limita a colgar un tuit discreto de felicitación para este día.
“En estos tiempos estamos especialmente felices de tenerla. Mucha fuerza para este próximo año y para todos los desafíos que debemos afrontar”, le desea su partido, cuya presidencia dejó en 2018 tras dieciocho años en su jefatura.
SIN JUBILACIÓN Y EN BUSCA DE SUCESIÓN
Merkel dejó abierta la carrera por su sucesión, al anunciar -y reiterar, cada vez que se le ha preguntado- que no optará a su reelección al final de la presente legislatura, previsto para 2021.
En medios alemanes se baraja al primer ministro de Baviera, Markus Söder, como posible candidato del bloque conservador a las próximas elecciones generales.
Que no pertenezca a la CDU, sino a su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), no es un obstáculo insalvable, ya que ambos partidos consensúan desde hace décadas su candidatura conjunta.
Independientemente de cómo se zanje esa cuestión -lo que ocurrirá en diciembre, en los congresos federales de ambos partidos- Merkel es ahora mismo la figura política mejor valorada por sus compatriotas.
Se ha revalorizado como líder de referencia, una situación que contrasta con la de un año atrás, cuando cumplió los 65.
Por entonces, la perseguía el término de “Merkel Dämmerung” (crepúsculo de Merkel), aquejada por el desgaste político e incluso físico, desatado por sucesivos temblores en público que luego desaparecieron y de los que nunca se ha llegado a revelar la causa.