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Claudia Schiffer, la «top» discreta cumple 50 años

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Este martes cumple 50 años y vive centrada en su faceta empresarial con una línea productos cosméticos y algunas colaboraciones con firmas pequeñas que le gustan, aunque también ha participado en proyectos de lujo como alguna sesión de fotos para Chanel.

Madrid,EFE.- Si Brigitte Bardot fue icono sexual en los 60, Claudia Schiffer se convirtió en los 90 en la «top» de las «tops» gracias a Karl Lagerfeld, quien la empujó a caminar por la pasarela como una diosa. Ahora, está centrada en sus negocios y en una exposición de fotografía de moda.

Su último desfile con Yves Saint Laurent fue en 2002, desde entonces poco se sabe de Claudia Schiffer, una modelo rubia, de 1,82 centímetros de altura, ojos azules, pómulos marcados y una sonrisa que conquistó las pasarelas en los 90 y abanderó la poderosa armada de «top models» junto a Naomi Campbell, Cindy Crawford, Christy Turlington, Helena Christensen y Carla Bruni.

Este martes cumple 50 años y vive centrada en su faceta empresarial con una línea productos cosméticos y algunas colaboraciones con firmas pequeñas que le gustan, aunque también ha participado en proyectos de lujo como alguna sesión de fotos para Chanel.

En septiembre de 2017, esta rubia alemana, (Rheinberg, Renania del Norte-Westfalia,1970) volvió a subirse a una pasarela con motivo del desfile homenaje a Gianni Versace dos décadas después de su fallecimiento, una vuelta en la que también participaron varias de sus míticas compañeras.

Claudia Schiffer nunca se ha desvinculado de la moda, una industria que le ha dado todo y con la que ha ganado una gran fortuna. La revista Forbes la catalogó como una de las modelos más cotizadas, con más de 100 millones de dólares.

Ahora vive la moda desde otro ángulo: a través del diseño. Ha creando una colección cápsula de prendas básicas, que reflejan «su estilo personal sin esfuerzo», como ha escrito en Instagram. En estos momentos está volcada en una exposición fotográfica sobre moda de los 90 que verá la luz a finales de año.

Después de un romance de seis años con el mago David Copperfield, se casó en 2002 con el productor cinematográfico Matthew Vaughn con quien tiene tres hijos y vive feliz en una casa de campo en el pueblo de Oxfordshire (Inglaterra). «Yo soy una mujer sencilla, no tengo nada especial, me siento como una mujer normal», ha dicho la top en muchas ocasiones.

Su historia como modelo empieza en Düsseldorf (Alemania) con solo 17 años mientras bailaba con un grupo de amigos. Michel Levaton, director de la agencia de modelos Metropolitan, se le acercó y le preguntó si quería ser modelo, ese fue el germen de la carrera de una de las supermodelos más conocidas del mundo.

Es consciente de que proyecta una imagen fría y distante, pero asegura que es debido a su extrema timidez, una forma de ser que la llevó a encerrarse en su mundo y a ser muy estricta con su trabajo. «Nunca tuve la necesidad de estar en el foco de atención”, explicó a la revista Elle.

«Cuando empecé como modelo, no fui a la agencia y dije: ‘Quiero ser modelo’. Nunca lo vi como: ‘Quiero ser famosa’. Lo enfoqué más bien como: ‘Quiero ser buena y llegar a lo más alto”, relató en la ultima entrevista.

El éxito le llegó tras hacer una campaña de ropa vaquera para la firma Guess en la que recordaba a Brigitte Bardot. Karl Lagerfeld se fijó en ella, buscaba reinventar Chanel y sustituyó a Inès de la Fressange, morena, por Claudia Shiffer, rubia, que se convirtió en la primera modelo de cabello dorado en la mítica casa francesa.

Durante sus años de más éxito se sentía como si fuera una estrella del rock. «No podías entrar en el coche a no ser que te hicieran un camino. Había seguridad en cada desfile, y hasta tenían que vigilar mi ropa interior porque a menudo me la robaban», desvelaba.

Protagonista de un millar de portadas, cientos de horas en televisión y millones de fotografías, Schiffer, es una de las mujeres más retratadas y reconocidas de las tres últimas décadas, tanto que la casa Hermès le ofreció poner su nombre a un bolso como hizo con Grace de Mónaco y el famoso «Kelly».

Fue también embajadora de buena voluntad de Unicef y ha posado delante de la cámara de fotógrafos míticos como Richard Avedon, Patrick Demarchelier, Arthur Elgort, Peter Lindbergh, Steven Meisel, Herb Ritts o Mario Testino.

Quienes han trabajado con la «top», la recuerdan como muy profesional, puntual y detallista. Se ha ocupado de cuidar su imagen, de preservar esa ingenuidad y sencillez que le ha acompañado a lo largo de su carrera. Sus apariciones en redes sociales son tan discretas como ella.

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