EFE.- Meghan Markle y el príncipe Harry se mudaron a Estados Unidos este año tras dejar Canadá y después de anunciar en enero que se alejarían de las obligaciones como miembros de la familia real británica. Sin embargo, la vuelta a casa para Meghan no fue tan grata como pensaba, y es que ella misma ha catalogado como “devastador” su regreso cuando el racismo sistémico de Estados Unidos quedó crudamente expuesto, tras la muerte en mayo de George Floyd.
Así lo dejó saber la duquesa de Sussex en una cumbre virtual realizada por la organización The 19th*, mientras se dejaba ver con el cabello mucho más largo, con ondas naturales y un top sin mangas color naranja, desde lo que parecía ser una de las habitaciones de su nueva mansión, agregando que sus sentimientos cambiaron a medida que el país se apoderó de las protestas pacíficas generalizadas y las voces negras ganaron terreno para reclamar por décadas de discriminación.
«Pasó de la tristeza a un sentimiento de inspiración absoluta porque puedo ver que la marea está cambiando», dijo Markle, añadiendo que de regreso a Estados Unidos planea hablar en contra del racismo y hacer campaña en favor de un cambio positivo en su país de origen.
La actriz, que creció en Los Ángeles, dijo que «no es nuevo ver este trasfondo de racismo», pero que los cambios que se están construyendo ahora es algo de lo que espero ser parte y ser parte usando su voz de una manera que no ha podido hacer últimamente. «Así que sí, es bueno estar en casa», agregó.