México, por un tratado de 1944, está obligado a entregar un volumen mínimo de 2.158 millones de metros cúbicos de agua por quinquenio a Estados Unidos como resultado de la distribución del líquido en los tres ríos que comparten, el Tijuana, el Colorado y el Bravo.
El mandatario destacó que “está lloviendo, poco pero está lloviendo” y que el plan de entrega sigue adelante, pero lamentó las protestas ocurridas en las últimas semanas en el norteño estado de Chihuahua por parte de campesinos para que no se lleven el agua.
“Estamos buscando resolverlo, incluso si se nos dificulta (cumplir el tratado) estamos buscando también la solidaridad de otros estados del norte si en Chihuahua no se puede”, explicó.
López Obrador insistió en la politización de las movilizaciones y que son llevadas a cabo por “grandes agricultores que siempre han sacado provecho del agua”.
Además, aseveró que llevaba “seis meses” buscando llegar a un acuerdo en el estado, pero que con “estilo hipócrita” los políticos interesados lo retrasaron hasta llegar a esta situación para sacar “raja política” de cara a las elecciones a la gubernatura del próximo mes de junio.
El presidente insistió en que va a ir “a fondo” para encontrar las causas de esta escasez de agua y que ya “hay indicios de que este movimiento esté financiado por grandes productores de nogaleras y otro tipo de productos”.
Las manifestaciones en Chihuahua, y en concreto un altercado ocurrido en la presa de La Boquilla, dejaron una víctima mortal a manos de la Guardia Nacional, encargada de proteger la infraestructura.
López Obrador reiteró este jueves que se “va a castigar a los responsables” y reveló que ya hubo una investigación de la procuraduría estatal.
“Nosotros no aceptamos que haya los llamados daños colaterales, no aceptamos eso. Para nosotros el sufrimiento de un ser humano es igual al sufrimiento de todos”, indicó, antes de subrayar que esa muerte “no se va a justificar”.