Madrid, EFE.- Tras más de 40 años de impecable carrera y de ser un icono más allá del mundo de la música, Miguel Bosé ha protagonizado una cadena de polémicas por sus cuestionables declaraciones sobre el coronavirus que ha culminado con su salida voluntaria de las redes sociales porque, dice, no son “plurales” ni “objetivas”.
“No permiten la libre expresión y sujetan a los usuarios a sus criterios e intereses empresariales y políticos. Ejercen la censura y el control de la información y los contenidos”, asegura el cantante en un comunicado enviado por su representante, con el que ha querido zanjar los rumores de que había sido expulsado de las redes.
Bosé ya era conocido por su activismo social -en 2017 recibió un premio de la fundación The Global Gift por su labor humanitaria- y por sus declaraciones políticas -en una entrevista con EFE en 2016 aseguró que Donald Trump, entonces aspirante a la presidencia de EE.UU., era “un demente, un loco, un paranoico, un ególatra y un Calígula”-.
Pero sus declaraciones desde el confinamiento en su casa de México han supuesto un antes y un después en la imagen de un cantante que siempre se había caracterizado por su inteligencia y cultura.
En abril comenzó a informar a sus seguidores sobre supuestos peligros de la red 5G, asegurando que guarda relación con la COVID-19 y compartiendo videoconferencias sobre el tema.
“Vamos a empezar a poner los puntos sobre las íes. Empiezo con esto. Me gustaría tener vuestros comentarios”, escribió junto a un vídeo de una charla de un supuesto doctor, Thomas Cowan, quien aseguraba que cada pandemia ocurrida corresponde con un “salto cuántico” en la “electrificación de la Tierra” y que cuando un ser vivo es expuesto a un campo electromagnético “se le envenena”.
El contenido de esa conferencia fue desmentido por múltiples científicos y organismos especializados.
En junio calificó el coronavirus como “la gran mentira de los gobiernos” cuando la COVID-19 ya había causado la muerte de más de 390.000 personas en todo el mundo.
Y unos días después arremetió contra las vacunas en desarrollo para tratar de frenar la Covid-19 y, en especial, contra la Alianza Mundial para la Inmunización y la Vacunación (GAVI).
El cantante aseguró en su cuenta de Twitter que GAVI, una iniciativa impulsada por la OMS, Unicef o la Fundación Bill y Melinda Gates, es responsable de vacunas fallidas que han causado muchas víctimas en todo el mundo.
Mostró su apoyo a una manifestación celebrada en Madrid en agosto en contra de las mascarillas -lo que hizo que Twitter le bloqueara temporalmente su cuenta-, pero matizó posteriormente su postura, que justificó porque él tiene asma y usar esa protección le crea problemas.
Y aunque seguía oponiéndose a su uso generalizado, sí la consideró conveniente para enfermos, sanitarios y ancianos.
También suavizó su posición general sobre el coronavirus al decir en un vídeo colgado en su cuenta de Instagram que “el bicho sí existe y ha matado a mucha gente” y señalar que “nunca” había negado la existencia del virus.
Entre declaración y declaración, Twitter, Facebook e Instagram también censuraron algunos de sus mensajes por contener información “parcialmente falsa”.
Una polémica que ha dañado mucho la imagen del cantante, que no saca disco de estudio desde 2014 (“Amo”) y cuya última gira fue “Estaré”, que se desarrolló entre 2017 y 2018, para promocionar su álbum recopilatorio “Unplugged” (2016).
En los últimos años se ha tenido que enfrentar además al fallecimiento de su sobrina Bimba Bosé y a la separación de su pareja, Nacho Palau, y a la posterior batalla legal por la custodia de sus cuatro hijos.
El último capítulo de la historia es la salida del artista de todas las redes sociales, una decisión precisada en el comunicado de su representante, pero de la que Bosé no ha querido dar explicaciones directas. De momento, está centrado en “proyectos personales”, de los que tampoco dan detalles.