EFE, LISBOA.- La cantante Madonna está haciendo ya las maletas para abandonar Lisboa, la ciudad a la que se mudó hace tres años entre revuelo y varias polémicas y de la que ahora se despide asegurando que cerrar este capítulo de su vida es “muy emotivo”.
La reina de pop ha recurrido a Instagram para anunciar de forma peculiar su marcha: simulando una videollamada con un perro.
“Voy a dejar mi casa de Lisboa, todo es muy emotivo”, comenta al canino en el clip, que sirve de confirmación a los rumores sobre su inminente partida, que comenzaron a circular en febrero de 2019.
La artista, de 61 años, había sido vista en la playa de Carcavelos, a pocos kilómetros de Lisboa, cenando el lunes, y medios locales sostienen que su marcha definitiva es apenas cuestión de horas, lo que tarde en entregar las llaves de la casa en la que residió la mayor parte del tiempo que pasó en la capital portuguesa.
Aunque hay cierta incertidumbre sobre los movimientos de la intérprete de “Like a Virgin”, se estima que vivió de forma permanente en Lisboa desde el verano de 2017 hasta septiembre de 2019.
El motivo de su mudanza fue el fichaje de uno de sus hijos por uno de los equipos de fútbol base del Benfica, aunque posteriormente confesó un enamoramiento por la ciudad, que influenció fuertemente su último trabajo, “Madame X”, salpicado de guitarras portuguesas y ritmo caboverdianos.
Con su llegada se desató una pequeña conmoción en la capital portuguesa -poco acostumbrada a tener como vecinos estrellas internacionales- a la que siguieron varias polémicas.
La primera, sobre el presunto trato de favor recibido para obtener el permiso de residencia y poco después surgió una nueva sobre otras sospechosas facilidades relativas a su flamante vivienda.
Tras pasar sus primeros meses en un hotel de lujo en el lisboeta barrio de Alcántara, a orillas del río Tajo, la estadounidense se trasladó definitivamente al Palácio Ramalhete, una construcción del siglo XVIII, también próxima al río, que antes funcionaba como pequeño hotel de doce habitaciones.
Pese a encontrarse en pleno centro, la artista consiguió que el Ayuntamiento le cediera espacio para aparcar 15 vehículos a pocos metros del palacete sin pagar nada, aunque tras estallar la polémica el consistorio comenzó a cobrarle mensualidades.
Se marchó de la privilegiada zona a finales del año pasado para trasladarse, según medios locales, a la no menos lujosa área de Santa Caterina, a una vivienda con impresionantes vistas y cuyas llaves entrega próximamente.