Madrid, EFE.- El tenista Rafael Nadal, la actriz Rossy de Palma, el cocinero José Andrés, la cantante Rosalía o la modelo Kendall Jenner aparentemente no tienen nada en común, excepto su popularidad y un prestigio que va ligado a su credibilidad, ellos son su propia imagen de marca, pero además ponen en valor a las firmas de las que son embajadores.
La profesora de Relaciones Públicas del Grado de Publicidad de la española Universidad Villanueva, Ana Fernández, explicó este miércoles a Efe que “la credibilidad depende de la coherencia, y la coherencia de la afinidad con ese personaje, un vínculo que permite que gente crea que podría consumir el producto que anuncia”.
Rossy de Palma, Rafa Nadal, la bailaora Sara Baras, el cocinero Ferrán Adriá, el piloto español de Fórmula Uno Fernando Alonso o la artista Dua Lipa son imagen de distintas firmas donde su credibilidad está en juego y el prestigio de las marcas que abanderan también.
Un embajador de marca “cobra por su capacidad de difusión, pero no vende su opinión. El producto que anuncia no tiene por qué gustarle”, indicó la profesora, para la que “no ha que confundir credibilidad con veracidad”.
La actriz española Rossy de Palma es uno de esos personajes que traspasan la pantalla, tanto en España como en Europa. Además de formar parte del elenco habitual de actores en las películas de Pedro Almodóvar, es uno de los rostros populares habituales de campañas de publicidad.
Modelo de grandes diseñadores como Azzedine Alaïa, ha desfilado para Alexander McQueen, Palomo Spain, cerró el último desfile de Andrés Sarda y recientemente participó en el de Jean Paul Gaultier, otro de sus íntimos en la moda.
La fuerza de su carácter, su manera de hablar y su energía le han convertido en protagonista de anuncios sobre higiene íntima o cerveza y Gaultier la ha vuelto a fichar para que comparta una divertida campaña del perfume “Scandal” con Irina Shayk.
También forma parte del proyecto de Valentino, #ValentinoEmpathy, en el que el diseñador italiano ha involucrado a sus amigos en una campaña solidaria en favor del Hospital Lazzaro Spallanzani, que lucha contra la covid-19.
“Una colaboración profesional que nace de la amistad crea imagen de marca con el paso del tiempo”, la hace creíble y genuina, según Fernández.
El tenista español Rafael Nadal es otro de los rostros populares más requeridos por las firmas. Es imagen de bancos, hace campaña en favor del uso de protectores solares, coches, firmas de moda o telefonía.
“Un discurso no resulta creíble cuando no hay coherencia”, añadió Fernández, quien añadió que esa coherencia implica no utilizar marcas competidoras, una decisión impuesta por contrato, y otras por “sentido de la responsabilidad”.
La estadounidense Kendall Jenner es una de las modelos que más campañas aglutina al margen de los desfiles. Es imagen de la firma de tejanos Lui Jo, pero también de Calvin Klein, y en sus redes sociales no tiene ningún pudor en posar de manera consecutiva para una y otra firma.
Por su parte, el cuidado estilismo de la cantante española Rosalía ha llamado la atención de varias marcas de cosmética de lujo para las que ha sido embajadora de máscara de pestañas, en un caso, y de lápiz de labios en otro.
Un personaje popular, en su opinión, puede “ser imagen de pocas firmas y no resultar creíble” y, sin embargo, una “influencer” puede aglutinar mayor número de seguidores atentos a qué perfume lleva, dónde va a comer o de que marca son sus nuevas zapatillas. “No tiene sentido que anuncien algo gratis. Lo que vale dinero hay que cobrarlo”.
Ana Fernández recordó que las top de los 90, entre las que se encontraban Claudia Schiffer, Naomi Campbell o Linda Evangelista, acabaron eclipsando a las marcas de las que eran imagen. El punto de inflexión que determinó el momento de la renovación.
El fin es “vender y ser creíbles” y que -añadió- el producto capte la atención del consumidor es el objetivo y si es con un rostro conocido, mejor.