La ola de protestas masivas que sacude Perú desde el pasado lunes, tras la destitución del presidente Martín Vizcarra, dejó este sábado sus dos primeras víctimas mortales y ha puesto en jaque al gobierno del presidente interino Manuel Merino, cuya renuncia han pedido varias autoridades, incluido el presidente del Congreso.
13 de los 18 ministros que conforman el gabinete presidido por Ántero Flores- Aráoz han presentado y comunicado sus renuncias, publicó BBC Mundo.
Este sábado miles de ciudadanos salieron a las calles en varias ciudades de país en la llamada segunda marcha nacional, que culminó cerca de las 3:00 de la madrugada del domingo.
Durante las manifestaciones multitudinarias en Lima se produjeron choques violentos entre los manifestantes y los cuerpos de seguridad, que reprimieron las protestas con el uso de gases lacrimógenos y perdigones.
El Ministerio de Salud reportó 102 heridos atendidos en hospitales tras las protestas y dijo que 63 personas se encuentran hospitalizadas.
La Coordinadora de Derechos Humanos dijo que había además 41 desaparecidos cuyos familiares buscan en hospitales y comisarías.
Un grupo de manifestantes, acompañados por taxistas, autos particulares y ciclistas, llegó hasta el exterior del Congreso de la República en torno a las 2:00 de la madrugada. Los manifestantes convocaron una nueva marcha para el domingo a las 17:00.
Tras estas noticias, numerosas voces comenzaron a solicitar la dimisión de Merino y la situación derivó en una severa crisis política con la renuncia de la mayoría de los ministros del gabinete.
Renuncias
Luego de que se hicieran públicas las dos primeras muertes, comenzaron a sucederse las renuncias de los ministros.
Según informó la prensa peruana, hasta la medianoche de este sábado habían dimitido los ministros de Agricultura, Desarrollo e Inclusión Social, Educación, Mujer y Poblaciones Vulnerables, Turismo y Relaciones Exteriores, Salud y Cultura.
Poco después se sumaron a la renuncia los ministros de Defensa, de Economía y Finanzas, del Interior y de Justicia.
«No tengo la más remota idea (de si Merino va a renunciar). No sé en qué estará», declaró.
Además, manifestó su lealtad al presidente Merino y dijo que «si se va y renuncia, me voy con él».
El vicepresidente del Congreso y actual presidente en funciones del Congreso de Perú, Luis Valdez, anunció la convocatoria de una reunión para este domingo a las 8:00 de la mañana de la junta de portavoces para evaluar la solicitud de renuncia a Merino ante la grave situación que vive el país.
Él mismo pidió directamente la renuncia del presidente: «Le pido al señor Merino que evalúe su inmediata renuncia», dijo Valdez en declaraciones al canal N de televisión.
Mesías Guevara, presidente de Acción Popular -al que pertenece Merino- también respaldó públicamente la solicitud de dimisión del mandatario y aseguró que el partido no le respalda.
A la lista también se sumaron los gobernadores regionales, quienes en un comunicado responsabilizaron al presidente Merino de los hechos de violencia y reiteraron que la vacancia contra el ahora exmandatario Martín Vizcarra no había sido la decisión política correcta.
Habla Vizcarra
Por su parte, el expresidente Vizcarra lamentó las muertes de las protestas «ocurridas a causa de la represión de este gobierno ilegal e ilegítimo».
«Mis condolencias a los familiares de estos héroes civiles que, ejerciendo su derecho, salieron en defensa de la democracia y en busca de un país mejor. El país no permitirá que la muerte de estos valerosos jóvenes quede impune», dijo a través de Twitter.
La ola de descontento que sacude a Perú tuvo su origen en la destitución el pasado lunes del presidente Martín Vizcarra por parte del Congreso por «incapacidad moral permanente», en medio de acusaciones de corrupción en su contra, reemplazándolo por el hasta entonces presidente del Parlamento, Manuel Merino.
Este cambio en la presidencia del país dio pie a las primeras manifestaciones de descontento, que se agravaron luego tanto por la respuesta represiva de los cuerpos policiales ante las protestas como por declaraciones de miembros del gobierno de Merino, incluido el propio presidente, que fueron interpretadas por una parte de la población como un intento de desconocer la magnitud y la legitimidad de las protestas.