EFE.-La votación de este martes en Estados Unidos es apenas un paso del complejo proceso para elegir al presidente del país, donde al margen del voto popular es el Colegio Electoral, un órgano integrado por 538 delegados, el que tiene casi que la última palabra sobre quién llega a la Casa Blanca cada cuatro años.
A propósito de la jornada de votación, estos son los conceptos básicos sobre este mecanismo que despierta pasiones entre sus detractores y defensores:
El concepto del Colegio Electoral está contemplado en el Artículo II de la Constitución resultante de la Convención Constitucional de 1787 y ratificada en 1788.
Es básicamente un órgano compuesto por un número de compromisarios igual al total de senadores y representantes a la Cámara por cada estado.
Así, son parte de este mecanismo 100 delegados que representan la cifra total de senadores, dos por cada uno de los 50 estados del país y 435 representantes, cifra que en 1929 se ajustó teniendo en cuenta el crecimiento de la población.
Desde 1961, cuando fue ratificada la Vigesimotercera Enmienda, se incorporaron tres representantes por el Distrito de Columbia, donde está Washington DC.
ESTADOS CON MÁS O MENOS REPRESENTANTES
California, cuya población se aproxima a 40 millones de habitantes, tiene 55 delegados, seguido por Nueva York y Florida, con 29 cada uno, así como por Pensilvania e Illinois, con 20.
En el lado opuesto están Alaska, Dakota del Norte y Dakota del Sur, Delaware, Montana, Vermont, Wyoming y el Distrito de Columbia, con tres compromisarios.
Para que un candidato resulte elegido, deberá tener 270 de los 538 votos del Colegio Electoral.
EL COMPLEJO CAMINO HACIA LA CASA BLANCA
Cuando los estadounidenses acudan a votar este martes o si lo han hecho por correo o de forma anticipada, su voto no irá en la práctica a su candidato preferido, sino que se sumará para elegir al compromisario de su estado.
De allí que, aunque un candidato puede resultar favorecido por el voto popular, todo dependerá de cuántos delegados se asegure en el Colegio Electoral.
En la actualidad y como una costumbre que ha prevalecido desde 1868, en la mayoría de los estados el candidato favorecido por el voto popular “se lo lleva todo”, es decir, se le asignan todos los delegados.
Nebraska y Maine han impuesto un mecanismo según el cual otorgan dos votos al candidato más votado y los otros tres se distribuyen entre el que haya ganado cada uno de los tres distritos en que se dividen ambos estados.