Pekin, EFE. – El ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, volvió este lunes a pedir diálogo a Estados Unidos con el objetivo de descongelar las maltrechas relaciones entre ambas potencias en vísperas de la toma de posesión del presidente electo estadounidense, Joe Biden, prevista para el 20 de enero próximo.
Wang propuso este lunes, en una conferencia del Consejo de Negocios China-EE. UU., que los dos países elaboren listas para resolver las disputas que mantienen, informó hoy la cancillería a través de un comunicado publicado en su página web.
En julio de este año, Wang ya se mostró partidario de limar asperezas en plena disputa comercial y diplomática con el país norteamericano.
Wang indicó hoy que “China mantiene siempre abierta la puerta para el diálogo”, en velada alusión a la toma de posesión de Biden, y recalcó que es Estados Unidos quien debe “volver a la objetividad y la racionalidad”.
Según Wang, el principal problema es que “hay gente en los EE. UU. con una mentalidad propia de la Guerra Fría”, pero abrió la mano a que ambas partes trabajen para “eliminar todo tipo de interferencia y resistencias para lograr una transición suave en las relaciones chino-estadounidenses”.
“Espero que podamos adherirnos a la no confrontación y al respeto mutuo, que seamos capaces de manejar las diferencias y nos dediquemos a la cooperación”, agregó Wang.
Queda por ver cómo gestionará la nueva administración de Biden la guerra comercial que el presidente saliente, Donald Trump, comenzó en marzo 2018 ya que, según Wang, la actual administración sigue considerando al país asiático como “un rival o incluso un enemigo”.
El canciller chino hizo hincapié en que la cooperación comercial y empresarial es el “principal motor de las relaciones”, y que las empresas estadounidenses han de desempeñar “un papel activo” para encarrilar la situación.
Las relaciones entre Estados Unidos y China se han deteriorado enormemente durante los cuatro años de mandato de Trump hasta el punto de que los dos países viven uno de sus peores momentos desde que establecieron relaciones en 1979.
Además de la imposición mutua de aranceles comerciales, la situación derivó en el cierre, este verano, del Consulado de EE. UU. en la ciudad de Chengdu, en respuesta a la clausura previa del chino en Houston.
A esto hay que sumar la inclusión de empresas chinas en la lista del Departamento de Defensa de EE. UU. acusadas de estar controladas por el Ejército chino o los reproches a cuenta del origen del coronavirus, de la nueva ley de seguridad china para Hong Kong o por la situación de los derechos humanos de las minorías musulmanas en la región noroccidental china de Xinjiang.