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La adversidad se ha cebado con el conjunto Licey

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Primero, la atrofia de la pretemporada que impidió una preparación más a fondo, la irrupción de un brote de coronavirus que lo hizo suspender en su momento 9 partidos y su reposición forzada que han puesto en aprieto al personal, más varias lesiones.

(Lidom.com), SANTO DOMINGO.- La adversidad se ha cebado con el conjunto Tigres del Licey, en el que se ha presentado en diferentes formas, a contar: la atrofia de la pretemporada que impidió una preparación más a fondo, la irrupción de un brote de coronavirus que lo hizo suspender en su momento nueve partidos y su reposición forzada que han puesto en aprieto al personal, más varias lesiones que han llevado al equipo de la mano de la inconsistencia a la última posición.

Aunque el Licey comenzó a tiempo sus enfrentamientos (19 de octubre, para iniciar el torneo el 15 de noviembre), un temporal de lluvias hizo suspender cinco de siete partidos de pretemporada programados, lo que afectó la preparación especialmente de un cuerpo monticular que se proyectaba sólido y por cuya causa no tuvo las entradas suficientes para entrar en calor, lo cual se ha reflejado en que pocos abridores sobrepasen la tercera entrada por salida.

Después de las primeras tres jornadas y marca de 2-1, se suspendió un partido y su reposición al día siguiente en La Romana por las lluvias. A esto se agregó de inmediato el brote de convid-19, que según informaciones del Ministerio de Salud Pública y la Liga de Béisbol, alcanzó a 23 jugadores del conjunto, al punto que a estas alturas varios de ellos no han reportado, en espera de un nuevo permiso de sus organizaciones en Estados Unidos.

El percance de salud obligó la suspensión de nueve de sus partidos, más el mencionado por lluvia, con el contratiempo de no poder entrenar de manera formal, excepto dos días previos a su retorno. Con la desventaja física de sus jugadores respecto a los de cuatro que siguieron jugando (Toros, Águilas, Leones y Estrellas), excepto los Gigantes, a los que también afectó el covid-19, el Licey se adentró en un calendario forzado, de disputar 23 partidos en 19 días, con solo dos de descanso, incluidas tres jornadas dobles, más una pendiente hasta finalizar el calendario día 23.

Esa paralización por los casos de coronavirus ha tenido el mismo efecto que las suspensiones por lluvia de la pretemporada para los lanzadores, en especial para los abridores, que a falta de una mejor adecuación no han  podido ir profundo en sus aperturas, excepto Ervin Santana y el panameño Jaime Barría, que han completado cuatro entrada una vez. Esta situación ha condicionado la saturación en el uso de varios elementos del bullpen, como Lisalverto Bonilla, Ulises Joaquín, Alfredo Simón, Gabriel Arias, Fernando Cruz (que después de un gran inicio ha tenido tres salidas estrepitosas); así como otros chicos que no han podido cumplir con lo esperado y han provocado hecatombes, como perder partidos luego de adquirir ventajas de hasta siete, seis y cinco carreras en jornadas en que la ofensiva respondió.

Por si fuera poco, a esos percances se han agregado las lesiones, en algunos desde antes de comenzar la temporada, como Erick Mejía -cuyo debut se retrasó; y Rosell Herrera, el utility adquirido por Juan Francisco, del que se esperaba diera más atleticidad al conjunto y que no ha podido aparecer en juego.

Pero las lesiones que más han afectado a los Tigres son las recientes. En medio del montón de juegos se lesionó el cerrador Jairo Asencio, el 8 de diciembre, cuando buscaba un segundo rescate del día y quinto del año en un doble juego en San Francisco. Se sumó la de Jorge Bonifacio, que sigue fuera de acción, uno de dos jardineros estables del conjunto -antes del retorno de su hermano, el capitán Emilio-.

El domingo último ante los Leones se lesionó el joven jardinero Mariel Bautista, una alternativa a falta de defensores que venía desempañando un papel aceptable, incluso ofensivo. Para colmo, el capitán Emilio Bonifacio se vio precisado a abandonar lastimado el partido del lunes contra los Toros en La Romana, el cual perdió el Licey, luego de lograr ventaja 6-0 en el marcador.

Para remarcar, pifias defensivas se han unido a las falencias que ha presentado parte del bullpen, más una abrumadora falta de consistencia ofensiva con corredores en posición anotadora, que han llevado a los Tigres a arribar al martes 15 de diciembre con foja de 8-12 en ganados y perdidos, cuando les restan diez de la ronda regular, que finaliza el miércoles 23.

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