EFE, Londres,- Refugiados y miembros de casas reales reciben un trato idéntico en el internado galés UWC Atlantic College. En ese centro exclusivo pero ajeno al lujo, que promueve valores como la diversidad cultural, estudiará la princesa Leonor, compartiendo un «espartano» dormitorio con otras tres alumnas.
Así lo explica a Efe su director, Peter Howe, que se congratula de los principios que inculcan en ese bachillerato internacional, al que se unirá la heredera al trono de España el próximo otoño.
Entre sus aulas y sus dormitorios -gracias, también, a un programa de ayudas- «estudiantes de orígenes increíblemente difíciles, como refugiados, estudian junto a otros que provienen de vidas privilegiadas», resalta.
Los alumnos de esta última categoría, donde se encuadraría la primogénita de rey Felipe VI y la reina Letizia, de 15 años, «en su día a día no tendrían la oportunidad de conocer, vivir y aprender juntos», observa el canadiense.
«Cuando se gradúen a los dos años (los alumnos) sabrán mejor quiénes son; tendrán una mejor idea de los desafíos que el mundo presenta y de que trabajando juntos podrán erradicar esos problemas», dice.
El internado, fundado en 1962 en el idílico valle galés de Glamorgan, centra sus objetivos principales en inspirar a su alumnado internacional para protagonizar el cambio mediante el «servicio a la comunidad» y el «compromiso social».
Pero huye de la ostentación. De hecho, el centro presume de ser «ajeno a los lujos», pese a que la matrícula de los dos años que pasará Leonor empapándose de sus enseñanzas asciende a 67.000 libras (76.500 euros), sufragada con la asignación anual de sus padres, los reyes de España.
De hecho, la princesa española, como el resto de alumnos, «compartirá una habitación espartana, con otras tres estudiantes, donde tendrá su cama, un armario, una cajonera y no mucho más. Desde luego, nada lujoso», advierte Howe.
«Uno de nuestros valores es la comprensión intercultural y tratamos de poner juntos a estudiantes que hablen diferentes idiomas y sean de países distintos», señala en este sentido.
SIN TRATOS PREFERENCIALES
Y aclara que tampoco recibirá un trato preferencial por ser quien es: «Absolutamente, no será tratada de manera diferente. De hecho, de eso nos enorgullecemos. Cada estudiante es igual, sin importar su origen o procedencia».
En cuanto al que será el día a día de la princesa desde el próximo septiembre, las asignaturas se concentran por las mañanas -las clases empiezan a las 8 de la mañana y terminan a las 13.30-, pero se espera que cada alumno cumpla al menos dos horas semanales de servicio a la comunidad, dos de actividad física y otras dos de actividad recreativa, por las tardes y los fines de semana.
«Damos a los estudiantes tiempo y espacio para que hagan cosas fuera de las aulas, ya que creemos profundamente que esas actividades son más importantes que las de dentro», observa el director.
Insiste en que no son el «típico centro» obsesionado solo con los éxitos académicos. En el Atlantic College se espera que sus estudiantes «sean bastante autónomos y autodependientes».
Cada uno cuenta, además, con su tutor personal, una persona que les asesora y han de asistir a «asambleas» semanales, en las que se imparten charlas sobre algún tema puntual.
«Lo que siempre les decimos a los padres es que si nosotros hacemos bien nuestro trabajo, cada estudiante tendrá una crisis de identidad, porque cuando llegan como representantes de su país -con las asunciones que ello conlleva- al estar lejos de él, lejos de sus padres, realmente empiezan a averiguar quiénes son realmente, pues todos tenemos identidades culturales que son únicas», indica.
Sobre otros miembros de la realeza que fueron alumnos, como el príncipe de Holanda, Felipe Alexander -en la década de los 80- y la princesa Isabel de Bélgica, que se graduó el pasado año, Howe señala que «probablemente ambos dirían que aquí se les permitió ser ellos mismos y descubrir quiénes eran realmente».
En la web del centro, cuyas instalaciones de por sí ya son espectaculares -se erige en el castillo medieval de St. Donat, situado a unos 26 kilómetros de Cardiff- el canadiense se muestra «encantado» de recibir a Leonor entre el «maravilloso grupo de jóvenes vibrantes que viven y aprenden juntos».