EFE, Japón ha emitido un tercer estado de emergencia para Tokio y tres prefecturas occidentales para frenar el aumento del coronavirus. El primer ministro Yoshihide Suga anunció el nuevo estado de alarma del 25 de abril al 11 de mayo. El tercer estado de emergencia de Japón desde que comenzó la pandemia se produce solo un mes después de que acabara la última en el área de Tokio.
Esta vez, las autoridades pueden emitir órdenes vinculantes para que las empresas reduzcan sus horas o cierren, con compensación para quienes cumplan y sanciones para los infractores. Japón, que tiene alrededor de medio millón de casos de COVID-19 y 10.000 muertes, no ha impuesto confinamientos.
Las medidas esta vez incluyen órdenes de cierre de bares, grandes almacenes, centros comerciales, parques temáticos, así como teatros y museos. A los restaurantes que no sirven bebidas alcohólicas y a los servicios de transporte público se les pide que cierren antes. Las escuelas permanecerán abiertas, pero se les pide a las universidades que regresen a las clases online.
El uso de mascarillas, quedarse en casa y otras medidas para el público en general siguen siendo recomendaciones, no obligatorias, pero la gente se está volviendo impaciente y menos cooperativa y ha ignorado las limitaciones a medida que se aceleraban las infecciones. Osaka, el epicentro de la última ola, ha estado desde el 5 de abril en estado de semi-emergencia, y desde entonces la alerta se ha expandido a 10 áreas, incluida Tokio, hasta el 11 de mayo, un paso promovido por el gobierno de Suga como alternativa al estado de emergencia, que provoca menor daño económico.
El gobernador de Osaka, Hirofumi Yoshimura, quien solicitó la emergencia el martes, dijo que las medidas de semi-emergencia no estaban funcionando y que los hospitales estaban llenos de pacientes. Los médicos de Osaka señalaron que varias personas se vieron obligadas a esperar en hoteles y ambulancias. El último brote de Japón, impulsado por una nueva variante más contagiosa detectada anteriormente en Gran Bretaña, se ha extendido rápidamente por todo el país.
Japón también ha sido lento en implementar las vacunas, dejando a su población en gran parte desprotegida antes de que comiencen los Juegos Olímpicos en julio. La tercera emergencia está pensada en gran medida como un paso corto e intensivo para evitar que las personas viajen y propaguen el virus durante las vacaciones de la “Semana Dorada” desde finales de abril hasta la primera semana de mayo.
El final de la emergencia el 11 de mayo, justo antes de una visita esperada a Japón del presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Back, provocó rumores de que el gobierno está dando prioridad al calendario olímpico sobre la salud de las personas. El comentario de Bach de que el estado de emergencia “no está relacionado con” los Juegos Olímpicos también alimentó las críticas de los legisladores de la oposición y otros.
Suga se ha mostrado reacio a erosionar la economía ya dañada por la pandemia y se enfrentó a críticas por su lentitud en tomar medidas contra el virus. La campaña de inoculación de Japón va a la zaga de muchos países, con escasez de vacunas importadas mientras que sus intentos de desarrollar sus propias vacunas están todavía en las primeras etapas.