EFE.- El profesor Álvaro Gómez criticó este miércoles al Estado de Nicaragua por no permitir honrar la memoria de su hijo que falleció de un disparo en el pecho hace tres años en el marco de las manifestaciones contra el Gobierno de Daniel Ortega.
Gómez, que dijo haber defendido la “revolución” durante el primer Gobierno sandinista (1979-1990) donde perdió una pierna, señaló al Estado de Nicaragua por no permitirle “llevar el duelo” de su hijo fallecido, del mismo nombre, con tranquilidad
EL NUEVO DIARIO, MANAGUA.- El profesor Álvaro Gómez criticó este miércoles al Estado de Nicaragua por no permitir honrar la memoria de su hijo que falleció de un disparo en el pecho hace tres años en el marco de las manifestaciones contra el Gobierno de Daniel Ortega.
Gómez, que dijo haber defendido la “revolución” durante el primer Gobierno sandinista (1979-1990) donde perdió una pierna, señaló al Estado de Nicaragua por no permitirle “llevar el duelo” de su hijo fallecido, del mismo nombre, con tranquilidad.
El profesor hizo la denuncia desde el atrio de la iglesia San Miguel Arcángel, en la ciudad de Masaya, sureste de Managua, tras la eucaristía que ofreció el sacerdote Edwin Román por la memoria de su hijo, un universitario de 23 años cuando murió y que trabajaba en una zona franca.
El templo fue resguardado mientras se ofrecía la misa en las afueras por decenas de policías y simpatizantes sandinistas, según las imágenes de medios locales, lo que para el padre de la víctima fue un “asedio”.
ADVIERTE ODIO Y FANATISMO Y CRITICA REVOLUCIÓN
“¿Por qué tanto odio? ¿por qué el fanatismo?. El fanatismo ha llevado al pueblo en donde estamos. ¿Hasta dónde vamos a llegar?. No me dejan celebrar una misa. ¿Por qué no me dejan mi duelo tranquilo?, cuestionó el profesor ante un cordón policial, que impidió a los familiares y amistades colocar una ofrenda floral en el lugar que mataron al joven.
“No puedo ir a una iglesia a honrar la memoria de mi hijo. Eso es odio. ¿Cuál es el odio?”, lanzó el profesor a un simpatizante sandinista, que se cubría el rostro con un casco de motocicleta y lo encaró al otro lado de la calle.
“En los años de 1980 se supone que se defendió una revolución para que no volvieran haber más Somoza. Yo fui en la década de 1980 a defender aquella famosa revolución (sandinista), porque creía que no iba a ver otro Somoza, pero aquí lo que tenemos es otra familia millonaria”, dijo el padre, en alusión al presidente Ortega, y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
Gómez retó a los sandinistas a permitir que el pueblo se manifieste en las calles.
“Si somos puchitos (un término que usa la vicepresidenta Murillo contra los opositores, en alusión a que son pocos), por qué no nos dejan manifestar? Cuál es el miedo?”, preguntó.
El simpatizante sandinista lo acusó de defender a la “oligarquía” y a la “burguesía” nicaragüense.
“Anda ve como vivo”, respondió el hombre, quien dijo que “Daniel Ortega más de 20 años no ha trabajado y come 1.000 veces mejor que vos”.
DICE QUE QUISIERON COMPRARLO
“Tengo mi frente en alto, muy en alto. No me vendo por nada. Quisieron llegar, a mi casa, (a) comprarme con el asesinato de mi hijo, pero no pudieron ni podrán”, continuó el hombre, que se ufanó de su pasado sandinista.
“Anda pregunta por mí. Fui a defender la payasada de revolución que creía yo. No hables de revolución, a mí ninguno me puede hablar de revolución”, sostuvo.
El profesor criticó el “fanatismo” de los sandinistas en el contexto de la crisis social, política y de derechos humanos.
Tras la misa, los familiares y amigos del joven asesinado desplegaron banderas de Nicaragua, lanzaron chimbombas y papelillos en señal de protesta, y gritaron “viva Nicaragua libre”, “libertad para los presos políticos”, y “justicia para las víctimas”.
Durante la pequeña protesta, el periodista Noel Miranda, del portal digital Artículo 66, denunció que recibió un golpe en uno de sus costados que lanzó un “fanático sandinista”.
La presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Antonia Urrejola, ha criticado al Estado de Nicaragua por no permitir honrar a las víctimas que han dejado las protestas.
“El derecho a honrar a las víctimas, el derecho a recordarlas, el derecho a mantener la memoria viva, no es delito”, reprochó Urrejola en un tuit.
El 18 de abril de 2018 estalló una revuelta popular por unas controvertidas reformas a la seguridad social y que luego se convirtieron en una exigencia de renuncia del presidente Ortega, debido a que respondió con la fuerza.
Las protestas, calificadas por el Ejecutivo como “intento de golpe de Estado”, dejaron al menos 328 muertos, según la CIDH, aunque organismos locales elevan la cifra a 684 y el Gobierno reconoce 200.