(BBC MUNDO)-La candidata de derecha, hija del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), y el maestro rural que pertenece a un partido que se define como de izquierda marxista se enfrentan este domingo en Perú en unas elecciones trascendentales en medio de una crisis sanitaria, económica y política.
Son dos candidatos opuestos y eso se refleja en dos visiones radicalmente diferentes sobre el modelo económico de Perú.
Mientras Fujimori, la candidata que representa a Fuerza Popular, apuesta por mantener el sistema de libre mercado, Castillo, abanderado del partido marxista Perú Libre, propone cambiar la Constitución y crear una economía al estilo de Evo Morales en Bolivia o de Rafael Correa en Ecuador.
Con las encuestas anticipando un empate técnico entre los candidatos, la batalla por la presidencia se disputará voto a voto, en un contexto electoral donde la gente sufre el hartazgo de la corrupción y le tiene una profunda desconfianza al sistema político tras haber tenido cuatro presidentes en los últimos cinco años
«Mucha gente está pidiendo un cambio parcial o total», dice a BBC Mundo Janice Seinfeld, economista y directora ejecutiva del centro de análisis Videnza Consultores.
«Llegamos a estas elecciones con muchas necesidades básicas insatisfechas y con la pandemia somos un país que está de luto, que está dolido y fragmentado», apunta.
Desde lo económico, lo que está realmente en juego en estas elecciones es si continuará el modelo de libre mercado con las características que tiene en la actualidad y que, pese a las diferencias entre un gobierno y otro, ha sido la base de la economía peruana en las últimas décadas.
Ese sistema no ha resuelto desigualdades, exacerbadas con la pandemia, lo que lleva a los peruanos que apoyan a Castillo a pedir un cambio de rumbo, más presencia del Estado y mayor responsabilidad a las grandes empresas del sector minero, vital en la economía del país.
«Se está abriendo una potencial caja de pandora en el país que nos deja en un rumbo incierto», comenta Diego Macera, gerente general del Instituto Peruano de Economía, IPE.
Además de que Perú es el país con mayor número de muertes per cápita del mundo por la pandemia, el país busca desesperadamente el camino para recuperar una economía que sufrió la peor contracción económica de América Latina en 2020, con una caída del 11% del Producto Interno Bruto (PIB).
Una economía donde tres de cada diez peruanos viven en la pobreza y cerca del 70% de la población tiene un empleo informal.
La profunda insatisfacción entre los excluidos del «éxito peruano», sumada al desastre económico durante la pandemia, han motivado gran parte de las propuestas de los candidatos que pasaron al balotaje.
El profesor rural que hace campaña a caballo y lleva sombrero de paja es partidario de redactar una nueva Constitución a través de una Asamblea Constituyente.
«Nuestra patria no merece tener una Constitución viciada en su origen, fruto de un golpe de Estado», señala un documento llamado «Perú al bicentenario sin corrupción», el cual contiene «medidas urgentes» para los primeros 100 días de gobierno, y que fue publicado pocas semanas antes del balotaje.
Propone cambiar el modelo por una «economía popular con mercados» que le asigna un rol fundamental al Estado en el desarrollo del país y acepta la participación de empresas privadas bajo condiciones que beneficien «al pueblo».
«No más pobres en un país rico», es el lema que repite Castillo en sus intervenciones públicas apelando al desencanto rural y a los sectores que no han visto los beneficios del crecimiento económico.
«Bienvenida la inversión privada pero con reglas claras. No exploten a nuestros trabajadores», argumentó Castillo en el último debate presidencial.
«El mercado no puede controlar al Estado», dijo, y agregó que pretende aplicar una política proteccionista.
«Vamos a proteger al productor nacional. Hoy se traen papas de otros lugares. ¿Cómo es posible que la papa se pudra?», dijo elocuente, explicando que bajo su gobierno aumentará el gasto social y renegociará las concesiones que tienen las empresas mineras.
Sin embargo, el plan de gobierno que presentó Castillo en la primera vuelta (y que está oficialmente inscrito) tiene otros ingredientes.