EFE.-Celia Cruz era mujer, negra y pobre, tres obstáculos para una intérprete de la Cuba de mediados del siglo XX que no la impidieron convertirse en la gran figura femenina de la salsa en el mundo, un camino forjado en su país natal pese a las «lagunas oficiales», como reivindica una biografía a punto de salir.
Para su autora, la filóloga especializada en música cubana Rosa Marquetti, los motivos de escribirlo estaban claros: «Había grandes vacíos en la manera en que ella habló de su relación con Cuba y, a la vez, en la historia oficial. Por muchas razones que se desvelan en el libro, Celia evitaba hablar de esos años, pero son los más importantes, porque fue donde se hizo».