Con banderas cubanas y del Movimiento 26 de Julio, fotografías del fallecido Fidel Castro y de su hermano Raúl, quien asistió al acto masivo de hoy, los concentrados -muchos agrupados según su pertenencia a distintos organismos y empresas estatales- corearon consignas a favor de «la Revolución», que identifica al sistema político vigente desde 1959.
Los participantes, convocados desde la madrugada, llegaron en autobuses estatales a la zona del Vedado capitalino conocida como La Piragua, frente al emblemático Malecón y muy cerca de la Embajada de Estados Unidos en La Habana.
Para llevar a cabo la concentración, las autoridades desviaron las principales calles del barrio habanero del Vedado y paralizaron el transporte público y privado.
En otras provincias, como la oriental Santiago de Cuba, también se realizaron actos similares de reafirmación revolucionaria.
En La Habana, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, culpó a Estados Unidos de ser el principal instigador de las masivas protestas que demandaron libertades civiles, una cuestión negada por Washington.
Díaz-Canel alegó en su discurso que el Gobierno estadounidense usa las redes sociales y una «campaña de intoxicación mediática» para promover el «odio» entre cubanos, disturbios y un clima de inestabilidad, argumento que lleva repitiendo desde que comenzaron las protestas el domingo 11 de julio.
Días previos a las manifestaciones, un grupo de jóvenes independientes organizó una campaña virtual para recolectar donaciones y enviarlas a las regiones más golpeadas por la crisis sanitaria, como la provincia de Matanzas (occidente). Luego se sumaron a las manifestaciones en las calles.
Lo hicieron, aseguró el presidente ante los congregados -más de 100.000 según el Gobierno-, aprovechándose de «las difíciles condiciones provocadas por la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo».