EFE.-.- En medio del enorme éxito y la creciente posición de poder de Amazon, cuyas ventas se dispararon un 40% durante la pandemia, los consumidores «deberían pensar con más cuidado y saber cuáles son las consecuencias de ese clic».
Así lo apuntó en una entrevista a EFE Alec MacGillis, periodista y autor de un libro sobre cómo la compañía que fundó Jeff Bezos ha redefinido la economía estadounidense.
La investigación de MacGillis, recogida en «Fulfillment: Winning and Losing in One-Click America» (Culminación: Ganar y perder en los EEUU de un solo clic)», refleja el impacto del gigante del comercio electrónico en las últimas dos décadas en todo el país: desde Austin (Texas) a Seattle (Washington), pasando por Youngstown (Ohio) y la capital estadounidense, Washington.
El resultado es un sombrío retrato de la primera economía mundial, asediada por la concentración de riqueza en unas pocas ciudades, y el empobrecimiento y aislamiento del resto.
«No estoy proponiendo un boicot, pero creo que deberíamos pensar con más cuidado, y saber cuáles son las consecuencias de ese clic», afirmó.
MacGillis, quien trabaja para la organización sin ánimo de lucro de periodismo de investigación ProPublica, remarcó en la entrevista con EFE la parte de «responsabilidad» que tiene el consumidor en este deterioro económico.
«Fuimos todos juntos en las decisiones colectivas durante la pandemia quienes permitimos que Amazon se convirtiese en algo tan enormemente dominante y exitoso. Fuimos los que hicimos aumentar sus ventas un 40%, y nos lanzamos el modelo de un solo clic con los brazos abiertos», advirtió.
Por su parte, subrayó, la compañía «ha exacerbado los problemas ya existentes, como la globalización o la desindustrialización» con su «agresiva actuación para evitar el pago de impuestos» y «la cada vez mayor exigencia a sus trabajadores».
Además, recalcó, ubicó «su segundo centro de operaciones en lo que ya era la segunda región más rica de EEUU», el área metropolitana de la capital del país, Washington.
Como resultado, la desigualdad económica regional está empeorando, lo que está agrandando y profundizando las divisiones políticas en el país.
«Ese fue el punto de partida del libro, las diferencias que se ven a medida que uno se aleja una hora en coche de Washington hacia Virginia Occidental o la Virginia rural, el increíble empobrecimiento. Es un contraste tan marcado como enfermizo», dijo.
McGillis, quien reside en Baltimore (Maryland), recalcó que lo que quería contar «es cómo esa disparidad está relacionada con la concentración de riqueza en determinados lugares y en unas pocas compañías».
Amazon controla el 40% del mercado de comercio electrónico en EE.UU., muy por encima de su siguiente rival, Walmart, con el 7%.
Justo esta semana, Jeff Bezos abandonó el cargo de consejero delegado y puso así fin a una larga etapa de 27 años al frente de la compañía, de la que sale con una fortuna de más de 177.000 millones de dólares y que le ha llevado a ser el hombre más rico del mundo, según la lista Forbes.
Ante la cada vez más desbocada expansión de los gigantes tecnológicos, como Google, Facebook o Amazon, está surgiendo un movimiento en EE.UU. que exige actuaciones legales para controlar su dominio del mercado.
MacGillis, cuyo trabajo ha aparecido en diarios como The New York Times y Washington Post, apuesta por una respuesta contundente.
«Desde luego, el gobierno tiene que involucrarse y romper esos monopolios», remarcó el autor, para quien Amazon está controlando el mercado y a la vez compitiendo contra los vendedores en ese mismo mercado. «La cuestión es si vamos a estar a la altura del desafío», apuntó.
Amazon es uno de los mayores empleadores de EEUU, con casi un millón de puestos de trabajados; y es de las pocas empresas que ha seguido contratando durante la crisis provocada por la pandemia.
Paralelamente al meteórico ascenso de la compañía han aumentado las quejas por las condiciones laborales de sus empleados.
En abril, se lanzó el primer intento de crear un sindicato dentro de la empresa en una de sus plantas en el estado de Alabama. La apuesta no salió adelante pero abrió demandas similares en otros centros del país.
«La lucha sindical va a continuar, y es importante porque hay que tener en cuenta que los empleos en los almacenes se van a convertir en la principal opción de empleo para millones de estadounidenses, como antes lo eran las factorías siderúrgicas o los centros comerciales», sostuvo MacGillis.
Por eso consideró que hay que asistir a los trabajadores de las plantas de Amazon, que están «definiendo el nuevo denominador común de la clase trabajadora en EE.UU»