Henry, que asumió el cargo el 20 de julio, 13 días después del asesinato del presidente Jovenel Moise, dijo que «vivimos un periodo difícil», por lo que es «momento de unirse» y tener «una mayor solidaridad con las personas más afectadas».
«Olvidemos nuestras disputas. Olvidémonos de todo lo demás, ayudemos a los más pobres y necesitados», dijo en rueda de prensa, en la que afirmó que su Gobierno «se está movilizado» y prometió una respuesta oficial «más adecuada» que la de 2010, cuando un sismo de magnitud 7 asoló parte del país, causando 300.000 muertos y cerca de 1,5 millones de damnificados.
En otro orden, Henry agradeció la ayuda de la comunidad internacional, que ha puesto a disposición del país aviones, barcos y helicópteros «para hacer frente al desastre que tenemos».
Toda la ayuda que llegue del exterior debe ser coordinada por el departamento de Protección Civil, porque «no queremos que llegue desordenada».
El número de muertos por el terremoto de magnitud 7,2 que se registró el sábado en Haití aumentó a 724, según un nuevo balance ofrecido este domingo por Protección Civil, que precisa que hay 2.800 heridos.
La información indica que 500 personas murieron en el sur, 100 en Grand Anse, 122 en Nippes y 2 en el Noreste.
El terremoto destruyó «muchos» hospitales, escuelas, iglesias, hoteles y empresas privadas, dijo en rueda de prensa Jerry Chandler, director general de Protección Civil, mientras continúan las tareas de rescate y la evaluación de los daños.
El terremoto, que ya forma parte los 10 sismos más letales de los últimos 25 años en Latinoamérica, se registró a unos 12 kilómetros de la localidad de Saint-Louis du Sud, con un hipocentro de 10 kilómetros de profundidad, y también se sintió en la República Dominicana y Cuba.