EFE.-Un mes después de la conquista talibán de Kabul, Afganistán se enfrenta ahora a una crisis humanitaria y a la incertidumbre sobre qué rumbo adoptará finalmente el nuevo gobierno, mientras el aspecto del país vive una profunda transformación.
Muchas cosas han cambiado, especialmente en la capital afgana, desde que los combatientes fundamentalistas se hicieron con el poder al término de una fulgurante campaña militar y con la retirada final de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN como telón de fondo.
Las grandes fotografías del depuesto presidente Ashraf Ghani, ahora exiliado en Emiratos Árabes Unidos, o de iconos como el difunto guerrillero Ahmad Shah Massoud, “el león del Panjshir”, también han sido retiradas, al igual que la bandera republicana.
Sin embargo, el tráfico de la ciudad, propenso a los atascos masivos, circula ahora con más fluidez debido al éxodo de un buen número de afganos a otros países y a la salida final de las tropas extranjeras.