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Efectos en América de la crisis de los contenedores

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El efecto dominó de la crisis de los contenedores termina en el consumidor final que sufre en su bolsillo y la disminuida oferta, el atasco de la cadena mundial de comercio, interrumpida también cuando el planeta se paralizó con el aislamiento de países enteros.
Prensa Latina.- Las cadenas productivas mundiales sufren hoy la consecuencia del llamado ‘Armagedón de los contenedores’, una crisis sin precedentes en el transporte marítimo que rompió el sincronismo del flujo materias primas-producción.
Los efectos de la desconcertante situación para los comerciantes, Prensa Latina los constató en la caribeña Zona Libre de Colón (Zolicol), en Panamá, la segunda mayor del mundo, donde el desabastecimiento de almacenes y las pobres esperanzas de solución son la ‘comidilla’ de empresarios y empleados.

Tras bambalinas se supo que varios establecimientos exponen a compradores las últimas reservas de algunas mercaderías, sin contar siquiera con opciones de suministros a la vista, mientras otros redujeron la variedad de su oferta o desaparecieron de anaqueles líneas de productos tradicionales.

El incremento desmesurado de los fletes, principalmente desde China que es el primer proveedor de la Zolicol, y demoras en la llegada de los pedidos a fábricas asiáticas, parecieran las únicas razones para que los precios al por mayor y al detalle sufrieran incrementos sustanciales en las últimas semanas.

Conversaciones privadas con algunos dueños de empresas permitió conocer que otro motivo para disparar precios es resarcirse de las pérdidas ocasionadas por la parálisis de la etapa más cruenta de la pandemia de Covid-19, la que dio al traste con el cierre de varias entidades.

El efecto dominó de la crisis de los contenedores termina en el consumidor final que sufre en su bolsillo y la disminuida oferta, el atasco de la cadena mundial de comercio, interrumpida también cuando el planeta se paralizó con el aislamiento de países enteros.

La explicación de lo que ocurre tiene varias aristas, donde la primera es que, por la demanda de artículos para enfrentar la situación de salud, las navieras movieron una infinidad de contenedores que no regresaron a los centros de producción, principalmente en Asia, por lo que ahora faltan para embarcar las mercancías.

En el seguimiento del flujo productivo, las materias primas, partes, piezas y productos semielaborados disminuyeron el suministro a las industrias por déficit de embarques, que a su vez detuvieron las producciones por esas causas y también por la enfermedad o cuarentena de los trabajadores.

Igual sucedió con los grandes puertos chinos, por donde se exportan los mayores volúmenes de mercancías hacia Europa y América, porque sus instalaciones permiten operar los mayores buques que surcan actualmente los mares.

Los fletes se quintuplicaron en algunos casos por el efecto oferta-demanda, lo que perjudicó al movimiento de artículos de precios bajos, porque casi igualaron su valor, lo cual resulta imposible a los comerciantes para colocarlos en el mercado por el elevado monto que se traslada a la cotización final, señalaron fuentes especializadas.

Las perspectivas de que la normalidad retorne a la industria marítima algunos expertos la ubican para mediados de 2022, mientras los más pesimistas aseguran que en materia de tarifas, no volverá a los niveles prepandemia: en este sentido, el mundo parece abocado a una crisis sin retroceso.

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