ESPN.-Si hay un deporte que responde a la lógica a la hora de definir un ganador, ese es el baloncesto. Quien acierta más y quien comente menos errores, es quien termina llevándose el triunfo. Así de simple.
De todas maneras, esa lógica no alcanza para evitar sorpresas, como la que se vivió el último miércoles en el Paycom Center de Oklahoma City.
A falta de 3:28 para terminar el segundo cuarto, Los Angeles Lakers ganaban 70 a 44 al Oklahoma City Thunder y nada hacía presagiar el final de una noche más emparentada con el papelón que con un paseo por un parque.
Pero lo peor de todo no tiene que ver con el resultado.
Lo peor de todo tiene que ver con un equipo que, más allá de lesiones y de un recambio alrededor de las estrellas LeBron James y Anthony Davis, no encuentra su carnet de identidad y, de momento, no sabe quién es.
El momento más prometedor de la franquicia angelina fue cuando armó su equipo actual. El cambio por Russell Westbrook provocó tanto la ilusión de los fanáticos optimistas, como las dudas de quienes expresaban su pesimismo.
Es cierto que, junto a LeBron y AD formaban un Big 3, pero al mismo tiempo había expectativas por ver si la llegada de Mr Triple-decena podría encajar en el esquema de juego a pesar no tener tiro exterior, de no destacarse como un gran defensor y de necesitar tener la pelota en sus manos para ser productivo.
Hasta el momento, los pesimistas van triunfando.
Apenas dos triunfos de cinco partidos disputados (uno por apenas tres puntos en casa ante Memphis Grizzlies y otro en tiempo suplementario ante los Spurs en San Antonio) contra tres derrotas (la tercera de ellas contra un equipo que llegaba a este juego con marca de 0-4), así lo demuestra.
Los Lakers tomaron la derrota ante OKC de manera dramática, desperdiciando una diferencia a favor de 26 puntos, siendo esa su mayor ventaja perdida en las últimas 25 temporadas.
Habían ingresado al juego con marca de 230-0 durante las últimas 25 temporadas cuando lideraban por al menos 25 puntos, incluidos los playoffs, por lo que la palabra catástrofe suena apropiada para calificar lo que se vio el miércoles.
Con LeBron James fuera de acción, Russell Westbrook sumó 20 puntos, 14 rebotes, 13 asistencias, pero también 10 pérdidas de balón; consiguió su sexto triple-doble de su carrera con al menos 10 pelotas perdidas, el doble que cualquier otro jugador desde que las pérdidas se registraron por primera vez en la temporada 1977-78.
La fría estadística indica Westbrook ahora ha tenido un triple-doble en cuatro juegos consecutivos contra el Thunder, la racha más larga de un jugador contra un ex equipo en la historia de la NBA, según Elias Sports Bureau. Sin embargo, lo que cuenta es que el resultado final no fue una victoria.
Endilgarle a Westbrook el rótulo de culpable de este mal presente, es tan ridículo como la derrota de los Lakers. Sin embargo, esta situación de que en cinco juegos de temporada no hayan podido alcanzar una identidad de juego, resulta preocupante aunque queden por delante muchos partidos por disputarse. ¿Hay tiempo para revertirlo? Claro que sí. De sobra se podría decir. Sin embargo, también se puede hacer una costumbre aquello de no saber cerrar partidos y terminar perdiéndolos.
En un juego de pretemporada, Reggie Miller, aquel triplero infalibre de Indiana Pacers hoy devenido en analista televisivo, resaltaba que este plantel estaba formado para rendir a un alto nivel en los playoffs, descartando que el alto promedio de edad pudiera jugarle en contra a las aspiraciones de la franquicia de ganar su título número 18 convirtiéndose en la más ganador de la historia.
Sin embargo, la realidad marca que el alto promedio de edad (es el equipo más veteranos de la NBA) se nota. Fundamentalmente en el costado defensivo. Los Angeles Lakers hasta ahora han permitido al menos 115 puntos a sus rivales en los cinco juegos, la racha más larga en comenzar una temporada en la historia de la franquicia.
Actualmente, son el peor equipo defensivo de la competencia ya que le anotan 119.6 de promedio permitiendo un porcentaje de acierto del 46.3 (puesto 22) ocupando además el vigésimo quinto equipo de la liga al que le toman más rebotes ofensivos con un promedio de 12.0.
Bajo la dirección técnica de Frank Vogel, el equipo había mostrado un ADN defensivo que hoy no ha logrado mantener. El propio entrenador ha manifestado en el pasado que confía en que con el correr de la temporada, esta nómina le dará la posibilidad de convertirse en un equipo defensivo de elite.
A esta altura, parece más una expresión de deseo que una predicción.
Muchas tuercas que ajustar tienen estos Lakers. La química entre su Big 3 puede ser buena, pero de momento no han demostrado que pueden rendir los tres a un alto nivel cuando comparten minutos en cancha. La sensación de que no son figuras complementarias es más que evidente.
Los dos partidos que ganaron, aprovecharon una noche anotadora de Carmelo Anthony y de un Westbrook beneficiado por manejar el balón. Compartiendo escenario con LeBron y Davis, las estadísticas del base marcan promedios de 12.0 puntos, 7.7 rebotes y 9.7 asistencias. Sin la presencia de James, sus números cambiaron a 26.5, 12.0 y 10.5 respectivamente.