EFE.-Los talibanes, que abrieron los colegios de Afganistán hace un mes pero excluyeron a las niñas de secundaria, prometieron este lunes que reabrirán «pronto» los centros femeninos entre las advertencias de manifestaciones por parte de activistas.
Cerca de 1,1 millones de niñas afganas se han visto privadas desde el pasado 18 de septiembre del acceso a la educación, y se encuentran a la espera de que los fundamentalistas redacten una supuesta guía que se lo permita.
REAPERTURA «PRONTO»
«Nuestros esfuerzos están centrados en reabrir pronto las escuelas (secundarias) de niñas para que el proceso educativo vuelva a la normalidad», señaló a Efe el portavoz talibán Bilal Karimi.
El portavoz explicó que la formación islamista está trabajando en el diseño de un sistema para garantizar la seguridad de las niñas en las escuelas, al tiempo que se respeten los valores y principios tanto del islam como del pueblo afgano.
«Todavía estamos ocupados trabajando en el marco, las directrices y las regulaciones para las escuelas de niñas» y, poco a poco, las escuelas empezarán a abrir en base a estas medidas, precisó.
La prohibición de reabrir las escuelas a las niñas y jóvenes ha causado incertidumbre entre la población afgana, con críticas de activistas de los derechos de las mujeres, que temen volver a la época oscura del anterior régimen talibán entre 1996 y 2001.
Durante ese tiempo, y a pesar de continuas promesas de que las medidas serían solo temporales, las niñas tenían prohibido asistir al colegio y el papel de la mujer quedó relegado a las tareas domésticas, sin posibilidad siquiera de trabajar.
AMENAZAS DE PROTESTAS
«Nos estamos preparando para protestar, bloquearemos carreteras y utilizaremos cualquier método a nuestro alcance para presionar al Gobierno para que permita a las niñas en la educación secundaria», dijo a Efe Matiullah Wesa, fundador y presidente de la Sociedad Civil Camino del Bolígrafo (PPCS, en inglés).
Este activista y voz de la lucha por los derechos a la educación en Afganistán afirmó que la asociación, que está activa en las 34 provincias afganas y reivindica miles de miembros y simpatizantes desde su fundación en 2009, «no está sola».
«Líderes comunitarios y miles de personas se han comprometido a unirse a nosotros», dijo, junto a estudiantes, profesores y sus familias, así como otras organizaciones de la sociedad civil.