Un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores deploró que Londres no escatimó esfuerzos para apoyar a Washington en el arresto y extradición del intelectual australiano.
“El caso de Julian Assange es un espejo. Refleja la hipocresía de Estados Unidos y Reino Unido respecto a la libertad de prensa: las personas pueden exponer a otros países, pero pueden enfrentar fuerte castigo si los expone a ellos y a sus aliados”, indicó el portavoz de la Cancillería Wang Wenbin.
Alertó que todos los ojos están puestos sobre las condiciones de los derechos humanos del fundador de WikiLeaks y manifestó esperanza de que al final prevalezca la justicia por encima del abuso y la hegemonía.
Assange enfrenta a 17 cargos en Estados Unidos en virtud de la Ley de Espionaje por filtrar documentos clasificados en 2010 y 2011 y que, según el Gobierno norteamericano, infringieron la ley y pusieron vidas en peligro.
Los documentos de WikiLeaks revelaron, entre otros detalles, que el ejército estadounidense había matado a cientos de civiles durante la guerra de Afganistán en incidentes no revelados anteriormente.
El pasado día 17 el gobierno británico aprobó la extradición del periodista a Estados Unidos, donde podría ser condenado a 175 años de cárcel por presuntas violaciones de la ley de espionaje.
Ahora Assange cuenta con 14 días para apelar la decisión.