(EFE).- La tensión aumenta hora a hora en Haití, donde este viernes se sucedieron los saqueos y la violencia, y miles de personas se manifestaron para exigir la salida del poder del primer ministro, Ariel Henry.
Esta es la condición que ponen los manifestantes para abandonar las calles, hoy envueltas de nuevo en el humo de neumáticos, barricadas y locales ardiendo tanto en Puerto Príncipe como en otras localidades como St. Marc y Gonaïves.
Las protestas son cada vez más violentas en diferentes partes del país, donde se suceden los saqueos a organismos públicos, empresas privadas e, incluso, organizaciones humanitarias e instituciones internacionales.
En Gonaïves, ciudad del noroeste de Haití donde reina el caos, las dependencias de la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops) fueron saqueadas, al igual que varios centros de enseñanza como el Inmaculada Concepción (CIC), el Santa Familia o la universidad pública UPAG, y también la productora de bebidas gaseosas La Brasserie de la Couronne.
La víspera fueron Caritas y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) los atacados en esta localidad.
«Es simplemente inaceptable. Los alimentos saqueados deberían alimentar a cerca de 100.000 escolares hasta finales de año y proporcionar ayuda de emergencia a las familias más vulnerables de Haití», denunció en un comunicado el director del PMA en Haití, Jean-Martin Bauer.
También la localidad de Saint-Marc (oeste del país) sufrió saqueos: los manifestantes se llevaron todo lo que encontraron a su paso y destrozaron la sede regional de la Oficina Nacional del Seguro de Vejez (ONA), así como locales de transferencia de dinero o de telefonía móvil.
En Les Cayes, en el sur de Haití, una sucursal bancaria fue atacada por unos manifestantes que exigían al Gobierno dar marcha atrás en su decisión de subir por segunda vez en menos de un año el precio de los combustibles.
Frente a ello y en un intento de impedir que los saqueos y el vandalismo vayan a más, en las redes sociales la Policía Nacional instó a «respetar los límites definidos por la ley en lo que respecta a los movimientos de protesta realizados en las calles» y alertó de que «no tolerará ningún ataque a la vida de las personas ni actos reprobables».
A las ya habituales imágenes de barricadas ardiendo en carreteras principales y secundarias, en Puerto Príncipe se suman estos días las de decenas de personas deambulando por las calles con todo tipo de recipientes para conseguir algo de agua, dada su escasez.