SAN DIEGO .-Fred McGriff fue elegido al Salón de la Fama de manera unánime por el Comité Contemporáneo del Béisbol el domingo por la noche.
Entre él, Don Mattingly, Curt Schilling, Dale Murphy, Albert Belle, Barry Bonds, Roger Clemens y el cubano Rafael Palmeiro, McGriff fue el único que recibió los votos necesarios (un mínimo de 12 de un total posible de 16) para ser exaltado al Museo de los Inmortales en Cooperstown en julio próximo.
¿Cuál es el significado de ver una vez más a Bonds, Clemens y Palmeiro quedar cortos? Y cuando se habla de “quedar cortos”, el resultado en estos casos es menos de cuatro votos, según el comunicado del mismo Salón.
Eso significa que no sólo los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica (BBWAA) ven con desprecio el consumo — probado o simplemente percibido — de sustancias para aumentar el rendimiento, sino también que los “contemporáneos” de dichos jugadores opinan así.
“Para mí, se trató de consistencia”, dijo McGriff el domingo por la noche al pedírsele que tocara el tema. “Invertí mucho en este juego para llegar hasta este punto. Salí a jugar como se debía jugar, todos los días. Es lo único que puedes hacer. Sólo puedes controlar lo que puedes controlar, así que tienes que seguir con la onda”.
De su parte, McGriff terminó su ilustre carrera de 19 años en Grandes Ligas con 493 vuelacercas, 2,490 hits, OPS de .886 y OPS+ de 134. Son números más que sólidos, pero no fueron suficientes para que el primera base/bateador zurdo fuera elegido en ninguna de sus 10 oportunidades en la boleta de la BBWAA, en la que su cifra máxima fue del 38.9% (de un 75% necesario). Y su WAR de por vida en Baseball-Reference de 52.6 no se compara con el de Palmeiro (71.9), ni hablar de los de Clemens (139.2) y Bonds (162.8).
Entre los votantes del Comité Contemporáneo, seis fueron jugadores ya elegidos al Salón que jugaron al mismo tiempo que los candidatos en su boleta del domingo: Greg Maddux, Jack Morris, Ryne Sandberg, Lee Smith, Frank Thomas y Alan Trammell. Los otros integrantes del comité fueron altos ejecutivos de equipos de MLB y selectos periodistas e historiadores.
“A través de los años, me topé con muchos exjugadores y compañeros de equipo”, expresó McGriff, quien jamás se vio vinculado con el dopaje durante su trayectoria en las Mayores entre 1986 y el 2004—es decir, justo en la “Era de los Esteroides”. “Me decían, ‘Tuviste una gran carrera, deberías estar en el Salón de la Fama’. Es una de esas cosas. Pero sí, es un gran honor”.
El mensaje está claro: Los jugadores de los años 80, 90 y 2000 que se destacaron hasta el punto de ser elegidos al Salón –sin el consumo de sustancias para aumentar el rendimiento, al menos en la historia oficial — no ven con buenos ojos a los que sí han sido vinculados con el dopaje. Y piensan igual los otros miembros del comité.
Cuando se le pidió a McGriff una opinión sobre la candidatura de Bonds, el “Crime Dog” y veterano de los Caimanes del Sur en la Liga Dominicana no quiso dar una opinión, limitándose a decir que eso “dependerá de los votantes”. De hecho, prefirió referirse sólo a sí mismo, aunque fuera por un día.
“Ahora puedo decirme, ‘Fred McGriff, un Salón de la Fama’”, manifestó. “Valió la pena la espera”.