Por: Juan Carlos Garcia
Estamos perdiendo el camino para convertirnos en cuidadores en lugar de exploradores y pioneros. La política adoctrinando al sistema educativo para promover la idea de que la gobernanza legislativa como marco para la solución de nuestros problemas es la respuesta cuando nunca debemos olvidar las palabras de Ronald Reagan… “las palabras más peligrosas son: soy del gobierno y estoy aquí para ayudar”.
Seguir negando la innovación es negar nuestros principios básicos a los que se pretendía que fuera nuestro propósito, como especie, en este planeta. ¿Estamos destinados a establecernos como una especie terrestre o ir más allá de eso? Nuestras respuestas están por encima de nosotros y nunca debemos rehuir el pasado. Nunca debemos volver a redactar nuestros errores y nuestra historia para cumplir con las agendas del “despertar social” (wokeness) que están equivocados y cegados por la noción de que, de alguna manera, atrayendo a los colonos que no se consuelan nos convertimos en personas más grandes cuando, de hecho, se vuelven falsamente representados por una idea y una premisa de hipocresía.
Conocer el bien y el mal es reformar verdaderamente. No necesitamos una ley que nos obligue a invocar una idea de reforma, ya que no existe un estereotipo común que refleje un comportamiento correcto o incorrecto principalmente porque la cultura se deriva de la historia.
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