Lima, 10 ene (Prensa Latina) El primer ministro peruano, Alberto Otárola, anuncio hoy toque de queda nocturno en la convulsionada región surandina de Puno, donde las protestas antigubernamentales registraron desde ayer 18 muertes por investigar.
La llamada oficialmente inmovilización social obligatoria se mantendrá por tres días y regirá entre las ocho de la noche y las cuatro de la madrugada, precisó al comparecer junto al gabinete ministerial para exponer sus planes y pedir el voto de confianza congresal ratificatorio.
La medida, indicó, fue aprobada hoy por el Consejo de Ministros e informó que viajó a la ciudad de Juliaca, parte de Puno y principal escenario de las protestas, una misión de viceministros y otros funcionarios a buscar vías de diálogo y han logrado avances.
Otárola informó además que el Gobierno declaró Duelo Nacional para mañana, “en homenaje y respeto a los caídos” y mencionó en especial a militares y policías que, sostuvo, “han sufrido mucho en esta coyuntura”.
Entre los muertos hay un policía, cuyo caso refirió con detalles y vitoreó a la Policía Nacional y a las Fuerzas Armadas, en medio de vivas y aplausos de las bancadas derechistas y sus aliados de centro.
Anunció el envío a Juliaca de un cargamento de medicinas e insumos médicos para la atención de los heridos, más de 50, pero los manifestantes que mantienen bajo asedio no permiten su salida del aeropuerto, por lo que les pidió dejarlos pasar.
Antes de su exposición, Otárola y los ministros fueron objeto del repudio de las bancadas de izquierda, que los recibieron en el hemiciclo llamándolos asesinos y exigiendoles renunciar, lo que dio lugar a la suspensión de la sesión, que se reanudó posteriormente.
El premier también recibió críticas de parlamentarios de centro por no hacer una autocrítica y defender la actuación de las fuerzas del orden y culpar a las protestas de las muertes a supuestos instigadores y terroristas.
Los legisladores de derecha apoyaron al gabinete ministerial y hasta pidieron más dureza contra las protestas y en culpar de un supuesto proselitismo del expresidente boliviano Evo Morales, a quien el Gobierno prohibió ingresar a Perú, lo que pedía la derecha extrema, uno de cuyos congresistas pidió medidas contra Bolivia.
Las bancadas de izquierda negaron el voto de confianza al gabinete, por la letal represión, mientras los derechistas se lo ofrecieron, lo cual para el analista Fernando Vivas es un voto a favor de la respuesta policial y militar a las protestas, que no resuelve el conflicto.