INFOBAE. Harry Belafonte, la superestrella del espectáculo que introdujo un toque caribeño en la música dominante de Estados Unidos y se hizo famoso por su profunda implicación personal en los derechos civiles, falleció este martes en Manhattan, según informaron los medios de comunicación estadounidenses. Tenía 96 años.
Nacido en Harlem, de madre jamaicana y padre originario del territorio francés de Martinica, el cantante de calipso y actor pasó parte de su infancia en Jamaica antes de regresar a Nueva York, una mezcla de culturas que dio forma a sus ideas musicales y políticas, que le llevaron a luchar por la igualdad racial.
Fue el primer afroamericano en ganar un premio Emmy y en 2014 recibió un Oscar honorífico, siendo catalogado por la Academia como un “artista legendario y multitalentoso”.
El calypso de Belafonte, género de música caribeña que bebía de influencias de África Occidental y Francia, le hizo saltar a la fama en medio de la prosperidad y la suburbanización posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Su tercer álbum, titulado simplemente “Calypso” y publicado en 1956, se convirtió en el primer LP en vender más de un millón de copias en Estados Unidos. El álbum incluía la que se convirtió en la canción emblemática de Belafonte, “Day-O (The Banana Boat Song)”.
Basada en una melodía popular jamaicana, Belafonte canta con acento caribeño: “Stack banana ‘til de morning come / Daylight come and we wan go home”.
Belafonte se burló de las insinuaciones de que la canción era simplemente música de baile para sentirse bien, y la calificó de rebelión de los trabajadores que exigían salarios justos.
Incluso al principio de su carrera, Belafonte no rehuyó la polémica. Protagonizó la película de 1957 “Island in the Sun”, en la que interpretaba a un político negro en ascenso en una isla ficticia que se lía con una mujer de la élite blanca, en una de las primeras representaciones de Hollywood de un romance interracial.
Cuando el movimiento por los derechos civiles cobró impulso, Belafonte asumió un papel pionero que iba mucho más allá del apoyo moral. Se convirtió en confidente de Martin Luther King Jr. y abrió personalmente su billetera para financiar la causa.
“Cuando la gente piensa en el activismo, siempre piensa que conlleva algún sacrificio, pero yo siempre lo he considerado un privilegio y una oportunidad”, dijo en un discurso pronunciado en 2004 en la Universidad de Emory.
Belafonte llevó a King y al pastor de Birmingham, Alabama, Fred Shuttlesworth, a su apartamento de Nueva York para planificar la campaña de 1963 para integrar la ciudad sureña, notoriamente racista.
Cuando King ingresó en una cárcel de Birmingham, Belafonte recaudó 50.000 dólares -casi 400.000 dólares en valor actual- para pagar su fianza, en una época en que el auge de la música pop aportaba riqueza y estilos de vida fastuosos a muchos artistas.
A pesar de sus frecuentes críticas a las políticas estadounidenses, Belafonte dijo que Estados Unidos “ofrece un sueño que no puede cumplirse tan fácilmente en ningún otro lugar del mundo”, pero que sólo es alcanzable mediante la “lucha”.